Tres personas salen ilesas del derrumbe de su casa en Ausejo mientras dormían la siesta
La vivienda, en la que se encontraba también su hijo, es de una pareja de jubilados vascos que vive en Ausejo desde hace más de diez años
MARÍA FÉLEZ
Miércoles, 8 de abril 2015, 17:36
Eran las tres y media de la tarde cuando la vivienda de Alberto Eguiguren y María del Carmen Egaña, dos jubilados vascos que viven en Ausejo desde hace una década, se vino abajo. Su hijo, Josetxo, estaba en la primera planta de la casa mientras sus padres dormían la siesta en la planta baja. Fue en ese momento, alrededor de las tres y media de la tarde, cuando vio que las paredes se le venían encima.
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Al parecer, uno de los muros de la vivienda, el que colinda con una casa abandonada hace años, mantenía la estructura de adobe original y con las lluvias de este invierno cedía ayer dejando toda la parte superior de la vivienda (la primera planta y la segunda) reducida a escombros.
Un ordenador, un equipo de música, varias mochilas, una cama y algún botellín de agua asomaban entre los mazacotes de piedra y ladrillo, las tejas y las vigas del tejado que no habían podido con la presión. Sólo la zona en la que dormían Alberto y Mari Carmen parecía salvarse del destrozo.
Aún así la rápida reacción de su hijo logró que no hubiese que llorar pérdida humana alguna. «Estaba en mi habitación cuando he visto que la pared se me venía encima entonces he ido a sacar a mis padres de la casa», comentaba Josetxo ante la atenta mirada de ambos, que sobrecogidos por el susto permanecían en un coche mientras dotaciones de bomberos de Calahorra y Arnedo iban quitando los posibles peligros y vallando la zona. «Hoy no puede entrar nadie y mañana será el arquitecto municipal quien decida si la casa es declarada en ruina o tiene alguna posible reforma», informaba el alcalde de la localidad, Rafael Fernández, que no se separó de la zona en toda la tarde.
Mientras, una retroexcavadora iba retirando de la fachada de la vivienda una viga que había quedado descolgada con el fin de evitar peligros innecesarios. «Más aún cuando los niños estos días están sin colegio», comentaba un vecino que contemplaba la dantesca escena. No era el único que se acercaba hasta la calle Revueltas de Ausejo.
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«El ruido ha sido ensordecedor pensábamos que era alguien tirando escombro pero en seguida nos hemos dado cuenta que era algo más», comentaban dos vecinas de la zona mientras se llevaban las manos a la cabeza viendo cómo el matrimonio formado por Alberto y María del Carmen lo habían perdido todo.
«Ha sido un milagro poder contarlo pero ahora sólo tenemos lo que llevamos puesto y hasta mañana nos dicen que no podemos entrar en la casa ni siquiera a coger algo», decía María del Carmen. «Yo quisiera haberme llevado más ropa, pero nos han dicho que era muy peligroso entrar porque hay mucho peso encima del primer piso de todo lo que ha caído de arriba», contaba. «Hasta la compra grande de la semana la hicimos ayer, pero ahora eso da igual», proseguía.
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Alberto no hacía más que pensar en lo que podía haber sido. «Antes dormíamos en la primera planta pero hace un tiempo nos pasamos a la planta baja para no subir escaleras», contaba. Aunque el alcalde de la localidad les ofrecía una vivienda en el municipio, de momento Alberto, María del carmen y Josetxo irán a un piso de un amigo en Logroño.
«Es una pena decirlo, pero en este pueblo estamos tan acostumbrados a los agujeros, las grietas y los derrumbes que nada nos coge por sorpresa», comentaba el primer edil resignado.
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