Seis semanas de corte en Vara de Rey que ya pasan factura
Los negocios del cruce, «aislados» por las obras, empiezan a notar sus efectos: ha habido algún cierre y otros piensan en el traslado
«Debido al momento que vivimos con las obras no podemos mantener abierto, esperemos que la situación mejore pronto». El mensaje, visible tras la puerta cerrada de frutas y verduras Lafuente, ilustra la situación que se vive en la confluencia de Vara de Rey con Duques de Nájera, cuya reurbanización empieza a suponer un verdadero ejercicio de supervivencia para los negocios del 'nudo'.
Si bien para algunos puede parecer que fue ayer, para quienes más lo están sufriendo han pasado ya seis semanas... seis largas semanas. Las que van desde el 16 de mayo, cuando el cierre del cruce fue total, y los establecimientos ubicados en las cuatro esquinas comenzaron su particular travesía por el desierto –y no solo por el aspecto de la zona tras el derribo del paso inferior–.
«Se habló mucho del corte al tráfico rodado, pero poco del peatonal, y la realidad es que para cruzar la calle hay que dar tantos rodeos que hace que muchos, aun siendo vecinos, se lo piensen», explican desde La Floreta en el vial que ha quedado más «aislado» –junto a Diario LA RIOJA–.
«El otro día me puse el 'cuentapasos' del reloj y, sin moverme de la zona, hice seis kilómetros. Y como comprenderás, a mi edad, ya no estoy para esos trotes», confirma una residente que desde la huevería, donde Inmaculada Leza sostiene «que no queda otra que aguantar, como hemos hecho siempre», se pasa a la peluquería de enfrente a pedir cita.
«Para cruzar la calle hay que dar tantos rodeos que hace que muchos, aun siendo vecinos, se lo piensen»
Inmaculada Leza | Huevería 'La Floreta'«
«Yo, después de tanto tiempo abierto aquí, estoy buscando trabajo. ¿Pero dónde voy con 55 años?»
Daniel Piñeiro | Peluquería Unisex
«Yo, después de tanto tiempo aquí con negocio propio, estoy buscando trabajo por cuenta ajena... ¿pero dónde va un peluquero con 55 años?», se pregunta Daniel Piñeiro, quien asegura que, a día de hoy, apenas cubre gastos al estar «mano sobre mano». Algo que no es excepcional y que deja bien a las claras lo duro del momento. Y lo que aún está por venir. Tiendas y comercios están notando los efectos de las obras: ya ha habido algún cierre y otros piensan seriamente en el traslado. Hay quien incluso, aunque a mayor distancia de las máquinas, apunta al traspaso. Si bien es cierto que tampoco antes se hallaban en el entorno más comercial de la ciudad.
El bar Ciudad Jardín, en una de las esquinas, lleva semanas con un cartel colocado en el que se lee: «Cerrado por operación y convalecencia». «Estamos en la 'zona cero', absolutamente, y es durísimo hacer frente a esto a diario», reconoce Inmaculada Ellacuría desde Labore Uniformes y Vestuario Profesional. En su caso, habla de una caída en las ventas del 50%... «y sin olvidar que solo con abrir, sin cobrar sueldo, son ya mil euros de gastos». «Va a quedar de cine, pero hay que pasarlo...», resume. Para pasarlo, de hecho, hay quien reclama abiertamente algún tipo de ayuda tanto para impuestos como en alquileres.
«Es la ruina total, sin medias tintas», señala Vicente, desde el quiosco de prensa de México, quien asevera haber pasado de vender 300 periódicos a apenas 80. «No pasa nadie», lamenta para cifrar en un 70% las pérdidas. «Y la clientela que se va, cuando se acostumbra a otro sitio, ya no se recupera», pronostica. Quizás sabiendo lo que iba a pasar la clínica Baviera se trasladó hace algún tiempo a Siervas de Jesús.
«Estamos en plena 'zona cero', absolutamente, y es durísimo hacer frente a esta situación día a día»
Inmaculada Ellacuría | 'Labore' Vestuario Profesional
«Toca aguantar, agarrarse a lo que hay... Estamos mi esposa y yo, y tenemos que pensar en el futuro»
Toni Daniel Alexandre | 'El Andén' Café
Desde el videoclub Arizona dicen «resistir» gracias a que se permite la entrada de vehículos hasta la puerta del colegio de Escolapias. «Lo justo para sobrevivir, sin más», concluyen. Mientras, Elena Benito, de La Barbería de Teo, añade que en su caso está en «temporada alta» porque la peluquería canina y felina «trabaja con cita previa» y, por ello, no está sometida al efecto del proyecto.
Intercalados en ese tramo, locales hosteleros como el Porto Vecchio y El Andén aguantan como pueden... sin paso desde el norte, y con la clientela solo pudiendo acceder por el sur. La interrupción de los tránsitos a pie está haciendo mucho daño. «Tiramos con los pedidos», precisan desde el primero. Por su parte, en el segundo, apuestan por 'aferrarse a lo que hay' con la vista puesta en el futuro –«estamos mi esposa y yo», dice Toni Daniel–, en ese fin de año en el que las cuatro esquinas comiencen a ver la luz... al final de un túnel que ya no existe.
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