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Una cuadrilla disfruta del certamen de chuletillas de la Peña La Alegría.

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Una cuadrilla disfruta del certamen de chuletillas de la Peña La Alegría. IRENE JADRAQUE / SADÉ VISUAL
Gastronomía

Un festín entre gavillas, paraguas y chubasqueros

Las chuletillas aromatizaron un día de San Mateo pasado por agua que no evitó la nutrida presencia de comensales para disfrutar de unos torreznos, un bocadillo de chorizo o una zapatilla de jamón

Sergio Martínez

Logroño

Jueves, 21 de septiembre 2023, 20:09

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Es el día de San Mateo el que esperan muchos logroñeses para echarse a la calle. Festivo para disfrutar, un día de tradición que, como tal, intensifica su programa. El tiempo lo puso difícil este año, pero no imposible. La constante lluvia que desde las diez de la mañana regó la ciudad no detuvo los planes y la fiesta se sintió, aunque con muchos paraguas y chubasqueros, en cada rincón. Ni siquiera las degustaciones, con las planchas a pleno rendimiento resguardadas en las carpas y los sarmientos, prendiendo bajo el aguacero, modificaron sus planes. Tampoco los numerosos comensales que, pese a todo, las disfrutaron.

La brújula olfativa marcaba este miércoles irremediablemente el norte de la plaza del Mercado y el Certamen de chuletillas de la Peña La Alegría. Entre jotas y batucada, el aroma a chuletillas y sarmiento impregnaba el entorno, dirigiendo a los apetentes a la fila para disfrutar de este tradicional manjar. Dentro del vallado, los sarmientos cocinaban la carne, tanto aquella que se ofrecía a modo de degustación como de la que daban cuenta las cuadrillas que se repartían por la plaza. Entre ellas, la de Kiko, Berna y Javier, que para las doce y media ya solo tenían huesos sobre la mesa. «Vienes tarde», respondían socarronamente. Preparados para la lluvia, equipados con idénticos chubasqueros en un Certamen que «es una de las cosas que más disfrutamos de San Mateo, procuramos no faltar», comentaba Kiko, «aunque llueva», apostillaba Javier.

Pero había más gastronomía matea lejos de la plaza del Mercado, en un día en el que resultaba imposible asistir a todas las degustaciones, salvo inmensa gula, que nunca se puede subestimar a un riojano hambriento en fiestas. Y si alguno quería centrar este miércoles su menú en el cerdo, podía perfectamente. En la plaza del Ayuntamiento, muy bien ubicada a la salida de las vaquillas y a resguardo, la Peña la Unión congregaba a sus fieles, que aguardaban en una serpenteante cola a la espera de su tradicional bocadillo de chorizo, un bocado rico y abundante. «La gente siempre responde», apuntaba Antonio Urdiales, presidente de la peña, después de catar personalmente su degustación y dar el visto bueno. «De vez en cuando hay que parar a almorzar», añadía sonriente.

«Es nuestra degustación de más éxito», reconocían en la Peña Logroño, preparados para repartir 2.800 torreznos

Del chorizo al salchichón a la plancha, otro clásico. «Hacemos la degustación en San Mateo y en San Bernabé y siempre gusta, nos solemos quedar cortos», explicaba Álvaro Aldea, de la Peña los Brincos. Tenían preparados 125 kilos para un público al que parecía importarle poco el aguacero. Otra de las ofertas con más reconocimiento del programa gastronómico es la de la Peña Logroño y sus torreznos de Soria, uno de esos bocados de moda y que no falta hoy en día en ninguna barra. «Es nuestra degustación de más éxito», decía Jorge Zúñiga, presidente de la peña, cifrando en 2.800 las raciones previstas, algo al alcance de pocos. Y también del cerdo, zapatillas de jamón por partida doble: las de la Asociación de Vecinos Centro Histórico en Ruavieja y las de la Peña La Uva. La coordinación en El Espolón era absoluta entre los blusas moradas para seguir los pasos de la preparación. «Este año hemos subido un poco el número de raciones porque vendemos todo», apuntaba Sergio García Monge, de La Uva. Poco importaba el chaparrón, el ritmo era bueno.

Aún había más, otra vez saliéndose de la norma, La Simpatía ofreció revuelto con pimientos, en una de las pocas degustaciones vegetarianas de las fiestas. Por la tarde, repitieron una vez más en el Hogar Navarro. Su chistorra y su queso del Roncal siempre encuentran fieles. Mientras, frente a la concha del Espolón ponía el colofón al día la Cata Urbana de la Peña La Uva, acto que ha irrumpido en los últimos sanmateos con fuerza y gran aceptación. Su cambio de ubicación viene precisamente impulsado porque la plaza del Mercado se le había quedado pequeña. Quince bodegas para elegir cinco vinos, tres pinchos y un chupito. No vayamos a quedarnos con hambre y sed.

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