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Una pareja pasea con un carrito de bebé. AFP
Análisis | Descenso de la natalidad

Los nacimientos, en caída libre

El presidente de UNIR alerta de que «aún no hemos tocado fondo» y pide adoptar medidas «más allá de las cosméticas que no sirven de nada»

Domingo, 3 de marzo 2024

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La Rioja cerró 2023 con su peor cifra de nacimientos del último siglo, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Pero, además, el problema se agrava debido a que el saldo vegetativo, es decir, la diferencia entre nacimientos y defunciones, también fue negativo (1.985 el pasado ejercicio que contrastan con las 3.274 muertes en ese mismo periodo). Si bien el descenso de la natalidad se produce desde hace tiempo en España, donde no se renuevan generaciones desde 1980 –aunque hubo una ligera recuperación desde finales del siglo pasado hasta 2008–, es ahora cuando las consecuencias son más evidentes.

Para Rafael Puyol, geógrafo humano y presidente de UNIR, esta coyuntura obedece, principalmente, a tres causas: una tasa de fecundidad muy baja, menor número de mujeres «en edad de procrear (entre los 15 y 49 años), ya que se han perdido más de un millón desde 2008» y una situación de natalidades muy tardías. En concreto, este experto especifica que la tasa de fecundidad se encuentra, en la actualidad, en 1,2 hijos por mujer, cuando «es necesario que se sitúe en 2,1 para renovar la generación, y conseguir alcanzar ese valor es una tarea complicada».

Aumenta, en cambio, la edad media en la que las mujeres son madres por primera vez, que se encuentra ya por encima de los 32 años. «Nunca había habido tantas mujeres que son madres primerizas con más de 40 años y esto conlleva menos hijos».

«La política cortoplacista impide ver las acciones a largo plazo que requieren los temas demográficos»

Rafael Puyol

Geógrafo humano y presidente de UNIR

Esta tendencia «parece que va a continuar». Para el presidente de UNIR, «estamos en una situación de profundo desequilibrio que va a exigir medidas que permitan recuperar la natalidad, aunque fueran solo unas décimas». Porque las perspectivas no son nada halagüeñas. «Son datos que no nos están sorprendiendo por la tendencia que venimos observando, pero también somos conscientes de que no serán los más bajos de este ciclo. No hemos tocado fondo».

Políticas de ayuda familiar

Puyol urge a que se corrija este panorama con una «buena política de ayuda familiar» o proseguirá ese crecimiento natural negativo, porque como consecuencia del envejecimiento está aumentando la mortalidad. Admite que, si bien se están desarrollando algunas acciones, están lejos de ajustarse a las verdaderas necesidades.

Y se refiere, por ejemplo, al reto demográfico, cuyas medidas se centran más en la despoblación. «No es que no sea importante, sino que no es lo único». Para él hay cuestiones como la caída de la natalidad, la inmigración o el envejecimiento «que apenas se han tocado», de ahí que sostenga que en España «no existe una política de ayuda familiar seria». Tendrían que ser no solo medidas adecuadas, sino que cuenten con el presupuesto económico suficiente para poder acometerlas, porque «no son baratas». Los políticos «son cortoplacistas y raramente encontramos acciones a largo plazo, que son las que requieren los temas demográficos y son impopulares entre la clase política».

Pone el ejemplo de países como Suecia, Hungría o Francia, que sí las están llevando a cabo. E insiste en la urgencia a la hora de que exista una voluntad política que vaya más allá de «adoptar medidas cosméticas que no sirven para nada». Aboga por que España contemple una doble vía de actuación: fomentar la natalidad y permitir la llegada de inmigrantes «en las condiciones adecuadas». La migración está sosteniendo la población y evita que entre en crecimiento negativo. «Las madres extranjeras ya tienen el 20% de los hijos que nacen en España».

Ayudas «muy tímidas» a las familias en España

Algunos demógrafos opinan que la mejor medida para fomentar la natalidad se halla en el mercado laboral. Así, Massimo Livi Bacci, por ejemplo, apuesta por ello «y los hechos le dan la razón», explica Rafael Puyol, porque los países en los que la natalidad presenta mejores niveles que en España son aquellos en donde la incorporación de la mujer al mundo laboral «ha ido creciendo paulatinamente».

Hay medidas ya implementadas y otras que se pueden instaurar. El presidente de UNIR habla de ayudas a los jóvenes para el acceso a la vivienda (alquiler o compra), disponibilidad de guarderías con condiciones económicas adecuadas y horarios flexibles, leyes para conciliar la vida laboral y familiar tanto de hombres como de mujeres y medidas de naturaleza económica –subvenciones por nacimiento de hijos– o fiscal –exención de determinados pagos en función del número de hijos–.

No obstante, Rafael Puyol incide en la necesidad de que se trascienda lo autonómico y se alcance un gran consenso nacional. Una unidad entre regiones e integral, en el sentido de que «contemplen todas las variables demográficas», es decir, que actúen en tres ámbitos muy concretos: el de la natalidad, el de las migraciones y el del envejecimiento. Él añadiría, además, un cuarto, «que es actuar en el ámbito de la despoblación, que quizá es el terreno más difícil de resolver, pero que merecería la pena».

El presidente de UNIR cree que en España las ayudas que se dan a las familias son muy «tímidas». Así, alcanzan el 1,3% del PIB, mientras que otros países como Hungría dedican el 5% de PIB a medidas de fomento de la natalidad o Francia, con un 3,6% de su PIB para acciones de esta índole. «De ahí que nuestra tasa de fecundidad se encuentre en el 1,2% y la de Francia en el 1,8%».

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