La pandemia de COVID-19 ha agravado las situaciones de malos tratos a los mayores
Cruz Roja en La Rioja, que alerta de la situación, atiende en la actualidad a 48 usuarios en su programa 'Buen Trato' contra los abusos
ROBERTO GONZÁLEZ LASTRA
Lunes, 29 de junio 2020, 14:12
Han sido las víctimas preferidas del coronavirus, pero también figuran entre los grandes damnificados del confinamiento.
Para poder hacer frente a esta situación de emergencia, Cruz Roja Española lanzó en marzo pasado el llamamiento de ayuda denominado 'Cruz Roja Responde' que ha permitido apoyar ya a más de 2 millones de personas en situación de vulnerabilidad en España. Solo en La Rioja, la cifra de atendidos por la entidad se eleva en estos tres meses a 51.103, de ellos 3.568 mayores (2.579 mujeres y 989 hombres) frente a los algo más de 5.000 de todo el 2019.
Algunos indicadores preocupantes han llevado además a la organización a relanzar ahora su campaña 'Aunque no lo sepas, también es maltrato', orientada a que aquellas personas con conductas de maltrato no intencionado –infantilización, cosificación, sobrecarga en el cuidado de nietos (abuelos esclavos), sobreprotección o reducción de la autonomía de la que son capaces...– , para que las identifiquen, lo mismo que las consecuencias que provocan.
«La sociedad debe concienciarse y cambiar. Hay que estar con ellos, no son mayores, son personas»
Begoña Pinillos | Técnico de Cruz Roja
Según la OMS, una de cada seis personas mayores en el mundo sufren algún tipo de maltrato provocado por su edad o directamente asociado a ella, un drama, que según resalta Begoña Pinillos, Técnico de Intervención Social de Cruz Roja en La Rioja y responsable de, entre otros, el programa 'Buen Trato a las personas mayores: promoción del trato adecuado y protección frente al maltrato', «no es solo cuando hay una agresión física o incidentes domésticos aislados». «Se trata –continúa– de un fenómeno social que va desde las agresiones más lesivas llevadas a cabo por familiares en el domicilio, a las negligencias y omisiones que las personas mayores pueden sufrir por parte de profesionales, el abandono o la imagen peyorativa que socialmente se ofrece en ocasiones de esas personas».
Con el confinamiento muchas de esas situaciones se han incrementado o agravado. «Tras los cierres de los centros de día, las personas dependientes han tenido que volver a sus domicilios, lo que ha provocado un incremento de la angustia y el estrés en muchos hogares que ha desembocado en un maltrato no intencionado. A la vez, muchos mayores se han sentido desatendidos por la sociedad en estos meses. Incapaces de superar la brecha digital, para muchos era casi imposible sacar dinero al estar los bancos cerrados; otros, con deterioro cognitivo, no podían salir a la calle porque no se daban cuenta de cuál era el horario establecido para ellos... Muchos estaban solos y nos decían que oían las noticias y se sentían números; otros admitían que la única llamada que recibían en todo el día era la nuestra y que esa voz suponía para ellos aire puro... Eso es terrible y la sociedad debe concienciarse de que hay que cambiar, hay que atenderles y estar con ellos; no son mayores, son personas y, además, muy vulnerables», explica.
Un drama invisible
El proyecto, afianzado gracias a un equipo técnico y la entrega de un grupo de voluntarios, atiende en la actualidad en La Rioja a 48 personas (37 mujeres) cuando en el 2017 eran 13 y en el 2018, 33. «Empezamos hace tres años y lo iniciamos con una campaña de sensibilización y concienciación porque la sociedad no se daba cuenta de que las personas mayores estaban siendo maltratadas porque no se les trata con respeto, su decisión no se valora y se acaba por silenciarlos, cuando es un sector importantísimo porque ha sufrido mucho, ha trabajado mucho y los recursos que tenemos ahora son gracias a ellos. Hay que empoderarles porque se sienten con baja autoestima», resume la técnico, que aclara que «trabajamos en dos perfiles: con la persona que ha sido maltratada en cualquiera de las formas de maltrato que existen y con aquellos que son vulnerables».
Un problema, además que suele estar invisibilizado. «Hay mucho maltrato en el ámbito familiar: el cuidador, los hijos, la pareja... Este maltrato no esta contabilizado en las estadísticas porque la víctima no denuncia, por vergüenza y, sobre todo, por miedo a quedarse sola y a verse incapaz de asumir esa soledad. No sabe a quién acudir y ahí está Cruz Roja para atenderle, acompañarle, apoyarle y ayudarle a gestionar sus emociones», concluye Pinillos.
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