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Olivas todavía en proceso de maduración en un árbol de La Grajera. L.R.
Agro

Olivar, un cultivo en busca de adaptación

Una Jornadas técnicas celebradas en Logroño exponen la necesidad de estudiar sistemas de cultivo alternativos, hacer una transición hacia la 'almazara 4.0' y buscar variedades que se adapten a las nuevas condiciones impuestas por el cambio climático

César Álvarez

Logroño

Martes, 8 de noviembre 2022, 12:35

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El Gobierno de La Rioja, a través de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población, con apoyo del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, ha organizado recientemente en Logroño las VII Jornadas Naciona- les de Olivicultura de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas. El encuentro –con presencia de expertos nacionales e internacionales– ha servido para valorar la introducción de algunos cambios en el olivar que conduzcan a una mayor sostenibilidad de las explotaciones tanto desde el punto de vista económico como medioambiental. Esos cambios pasan por aspectos como la valoración de nuevos sistemas de cultivos o la búsqueda de las variedades más aptas a adaptarse a la nueva situación derivada del cambio climático y también por la incorporación de la digitalización en los procesos. Las Jornadas han expuesto teorías y estudios, pero como indica Javier Ugarte –jefe de Sección de Gestión de Medios Agrarios de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población del Gobierno de La Rioja– «no son imposiciones de obligatorio cumplimiento». No obstante, Ugarte sí que reconoce que hay que ir haciendo cambios porque «todo apun- ta a que el agua va a ser un factor limitante en el futuro y por ello, se han estudiado algunas propuesta de sistemas de riego deficitarios controlados».

En esta línea, se está trabajando en buscar variedades de oliva que se adapten bien a esas nuevas condiciones que previsiblemente impondrá el cambio climático, pero también al mercado (la sostenibilidad económica también resulta fundamental) y por este motivo, los exper- tos han subrayado el gran interés de catalogar y estudiar el gran patrimonio varietal de La Rioja que permita adaptar el olivo a las condiciones climáticas cambiantes y también ofrecer al mercado aceites adaptados a distintos gustos. Sin olvidar un aspecto fundamental, la olivicultura no se ha desarrollado más porque, según apunta Ugarte, «no es rentable salvo en algunas excepciones. Hay tradición olivarera en La Rioja, pero siempre orientada al autoconsumo en los pueblos».

Otro de los aspectos que se han abordado en las recientes jorna- das es el de la mecanización de las explotaciones como una forma de alcanzar una mayor rentabilidad económica, y en este sentido se plantean dos opciones la arquitectura en vaso o seto. En vaso responde a los cánones tradicionales y la única mecani- zación que admite la recogida es la vibración del tronco del árbol. La arquitectura en seto exige marcos más estrechos y máquinas más específicas (guardan cierta similitud con las que se utilizan para la vendimia).

Los cambios en esa arquitectura, si es que se produce, no van a trastocar la fisonomía del paisaje en La Rioja porque como explica Ugarte, «los dos sistemas pueden convivir perfectamente» y en cualquier caso, recuerda que la revolución profunda del olivar en La Rioja ya se produjo en los años 90, por lo que ahora nos encontramos con que ya ha cambiado la fisonomía tradicional del olivar riojano.

En cuanto a producción, Ugarte no establece –a priori– grandes diferencias entre uno y otro sistema porque «hay olivar de producción ecológica plantado en seto en el que se obtienen las mismas producciones en menos terreno que en otros casos de explotaciones tradicionales mucho más extensas».

«El agua va a ser un factor limitante en el futuro» y el olivar ha de ir preparándose para ese momento

Hay que buscar las variedades que mejor se adapten a la nueva situación, pero también al mercado

Además, otra de las conclusiones en las que se llegó en Logroño, es que el estudio de comparación entre las cubiertas vegetales y el uso de herbicidas en las plantaciones de olivo confirma el interés de las cubiertas vegetales para aumentar la diversidad del suelo, la generación de biomasa y la reducción de huella de carbono.

Una de las sugerencias también importantes surgidas de las jornadas es que hay que avanzar hacia la denominada 'almazara 4.0', que no es sino evolucionar en la captura de datos en tiempo real tanto del trabajo en el campo como en el desarrollado dentro de la almazara para poder tener un control absoluto de todo el proceso productivo. De esa forma, en una almazara totalmente digitalizada, todos los procesos estarían controlados por sensores que ofrecen datos concretos e inmediatos que favorecen la toma de decisiones.

Este proceso, similar al del interior de una bodega de vino, todavía no está implantado en todas las almazaras pero es una vía que se ha de ir explorando, según los expertos reunidos en Logroño. No obstante, también se advierte que es un proceso no exento de riesgos, porque detrás de los datos y las tomas de deci- siones siempre ha de estar el hombre, sin que se pueda dejar el trabajo de la almazara a robots o máquinas.

De la misma forma, en la capital riojana también se ha debatido sobre la idoneidad de los paneles de cata digitales. El aceite es un producto que necesita un control químico y sensorial para su catalogación (algo que, por ejemplo, al vino sólo le pasa si quiere estar amparado por una DOP), pero la controversia reside en si se puede eliminar un panel de catas y que sean las máquinas las que ofrezcan los parámetros en función de los cuales se realice la catalogación. Actualmente, los expertos señalan que aún ha de evolucionar mucho la tecnología para que una máquina pueda imitar a la nariz humana, e incluso reconocen que si eso sucede, podría llegar a ser una buena herramienta de ayuda, pero nunca serviría como cri- terio.

Una almazara institucional para apoyo del sector

Sobre algunas de las conclu- siones de las VII Jornadas Nacionales de Olivicultura de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas, el Gobierno de La Rioja hace ya algunos años que está trabajando en la almazara experimental que se ubica en La Grajera. Esta ins- talación se completa con 15 hectáreas de olivar en producción ecológica. El objetivo es apoyar al sector en La Rioja con el estudio, entre otros, de las variedades tradicionales y autóctonas como redondilla, royuela, machón y empeltre, así como la elaboración de aceites monovarietales. También desarrolla proyectos de recuperación de variedades minoritarias que se conservan en el Banco de Germoplasma de Olivo de La Rioja.

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