Una zapatería en el contenedor
El calzado se encontraba aparentemente en perfecto estado, lo que causó indignación entre los vecinos de la zona Más de un centenar de zapatos aparecen nuevos y agujereados en la basura en el barrio de Los Lirios
PILAR HIDALGO valleiregua@larioja.com
Sábado, 12 de enero 2013, 18:44
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Esto sí que es tirar el género... Los vecinos del barrio logroñés de Los Lirios se debatían ayer entre la sorpresa, la extrañeza y la más absoluta indignación.
Más de un centenar de zapatos, de las más diversas tallas, colores, formas y marcas aparecieron vertidos en dos contenedores para materia orgánica a media mañana. Como si en estos tiempos de crisis en que muchas familias lo están pasando realmente mal, este calzado que, aparentemente se encontraba en perfecto estado, no se hubiese podido entregar a alguna entidad benéfica para que acabara vistiendo los pies de personas necesitadas.
Éste era el comentario generalizado entre los muchos que asistían atónitos al hallazgo descubierto en dos containers verdes ubicados en la calle Tudela, una vía situada en las inmediaciones del centro comercial Berceo.
Bastaba subir la tapa del contenedor y se avistaban decenas y decenas de botas de mujer de última moda, zapatos de salón, zapatillas para niños, manoletinas, botas de monte... rodeadas de desechos. Toda una zapatería tirada a la basura. «Podían haberlos dado a algún colectivo social», expresaban varios residentes con visible malestar. Lo que más irritó a muchos es que algunos de los zapatos mostraban en la suela un agujero que parecía que se había abierto para impedir su venta.
Regalo atrasado de Reyes
La colección de calzado que emergía entre la basura sirvió para alimentar durante la jornada las más variopintas hipótesis. «¿Y si son robados?», teorizaba una mujer. «Yo creo que se habrá desprendido de ellos alguna industria porque tendrán pequeños defectos de fabricación», apostó un par de hombres, aunque muchas botas y zapatillas exhibían una etiqueta con el precio. Otros se inclinaron más porque alguna zapatería hubiera vaciado sus estanterías.
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Y en mitad de las disquisiciones, una señora de mediana edad, recogedor y gancho en mano, aprovechó para aprovisionarse de género. «Soy viuda, no cobro pensión y tengo un hijo minúsvalido. Con lo que gano trabajando no llego a fin de mes ya que tengo que pagar la hipoteca», se justificaba. Así que el pasado año se vio en la necesidad de hurgar en los contenedores. «Miro por este barrio porque suelo encontrar cosillas. Normalmente, comida; pero también he sacado aparatos eléctricos que funcionaban y hoy -por ayer-, calzado que está muy bien». Con lo que obtiene vendiendo los objetos, intenta sobrevivir.
Para ella, las decenas y decenas de zapatos con que cargó su coche han supuesto un gran regalo retrasado de Reyes. Ahora tendrá que dar los siguientes pasos.
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