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MATEO BALÍN
Martes, 30 de octubre 2012, 01:28
España quiere contribuir a la misión de la Unión Europea en el norte de Malí con asesoramiento militar y apoyo logístico al Gobierno de Bamako, pero en ningún caso a través de una intervención sobre el terreno similar a la llevada a cabo en Libia, tal y como llegó a proponer algún socio comunitario.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, confirmó ayer que el apoyo que se pueda dar desde el «ámbito europeo» estará centrado en el entrenamiento, el apoyo logístico y «quizás» la inteligencia, porque los países europeos no están «preparados para estar en este tipo de zonas», señaló en una entrevista en la Ser.
Morenés explicó que la comunidad internacional va a «intentar» que el Sahel no se convierta en un nuevo Afganistán y, para ello, va a prestar apoyo a la misión que la Comunidad Económica de Estados del Africa Occidental (Cedeao) tiene previsto poner en marcha en el norte de Malí, una amplia zona ocupada por Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y otros grupos integristas. El ministro avanzó que el próximo 15 de enero habrá una reunión en París en la que participarán los países que entienden que «un Sahel inestable puede tener repercusiones preocupantes a la hora de exportar acciones terroristas a un ámbito que ya está muy cerca».
Asimismo, el titular de Defensa confirmó que Francia, un país que tiene una «vinculación grande» con la región y que busca una operación más contundente, ya ha hablado con Italia, Reino Unido, Alemania y España para sumar apoyos a la causa.
Apoyos
A la espera de la reunión de la UE en enero sigue habiendo contactos en la zona. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, llegó ayer a Argel para discutir con los dirigentes argelinos sobre la situación en el Sahel. «Argelia como el Estado más poderoso del Sahel, se convirtió en un aliado crucial para ocuparse de AQMI», indicó un responsable del departamento de Estado a bordo del avión en el que viajó la comitiva y que pidió el anonimato, según informó AFP.
Argel era hostil en un primer momento a una intervención internacional en el país vecino, Malí, con el que tiene una frontera de 1.400 kilómetros, ya que teme una «desetabilización» de su territorio en donde viven unos 50.000 tuareg. Por otra parte, el ministro Morenés aseguró ayer que España no está tomando decisiones sobre su presencia en Afganistán por «razones puramente económicas» e insitió en que para acelerar el repliegue en el 2013 deben cumplirse los objetivos de formación del Ejército local y la garantía de seguridad para las tropas que se marchan y que permanecen.
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