Érase una vez... la viura
Alberto Pedrajo advierte del olvido histórico, que ha impedido a la viura poder disfrutar de la revolución enológica y de cultivo del resto Aspa Ingenieros reclama una oportunidad para esta variedad blanca autóctona
ALBERTO PEDRAJO PÉREZ ASPA INGENIEROS Y CONSULTORES
Lunes, 18 de junio 2012, 12:43
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La historia de la variedad de uva blanca viura en Rioja es cuando menos curiosa: ha pasado de convivir con el tempranillo y la garnacha a ser arrinconada. En marzo de 1992, se prohíbe la plantación de viñedos de variedades blancas en Rioja. En ese momento, existían 8.227 hectáreas y el 90% de esta superficie correspondía a viura, lo que suponía el 18,67% del total del conjunto del viñedo de la DOC.
Diez años después, y tras una intensa reestructuración del viñedo, a finales del año 2003 se reabre la puerta a la plantación de variedades blancas, pero de este permiso se excluye de nuevo a la denostada viura. Han de pasar otros cinco años, hasta el 2007, para que sea de nuevo autorizada su plantación, junto a otras uvas blancas para potenciar la comercialización de los vinos blancos en Rioja. Fue una decisión histórica, ya que, por primera vez desde 1925, la DOC autoriza la incorporación de nuevas variedades. Veinte años después de aquel 1992, y unas 4.600 hectáreas menos, la viura representa hoy el 5,66% de la superficie total del viñedo.
Ahora, le toca 'enfrentarse' a sus otras hermanas: tempranillo blanco, maturana blanca, turruntés y a las foráneas chardonnay, sauvignon blanc y verdejo, que, aunque no pueden ser predominantes en el vino blanco final, son realmente sus 'incomodas' y verdaderas 'enemigas'. Es decir, la decisión es una ambigua forma de tratar de proteger la identidad de nuestros blancos con uvas foráneas.
Durante todo este tiempo, la viura no ha podido adaptarse a los tremendos cambios de cultivo que se han producido en la Rioja y que han transformado radicalmente el cultivo de la vid. La gestión del viñedo, que hoy facilita su mecanización, no es visible en esta variedad en Rioja, a excepción de aquellos viñedos transformados. Este aspecto, condiciona su cultivo, sus tratamientos y, especialmente, impide la vendimia mecanizada. Tampoco hemos tenido opción de evaluar la adaptación cualitativa de los clones actualmente comerciales. Es decir, toda la revolución que hemos asumido en el viñedo riojano, a veces para bien y otras no tan bien, la viura la ha visto de soslayo.
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Mejora en otras regiones
Por el contrario, en otras regiones vitivinícolas como Rueda, Castilla la Mancha, Penedés, la viura mejora cualitativamente con un correcto manejo del cultivo, algo absolutamente lógico y obvio. Hay quien puede querer ver en el tempranillo blanco, una mutación espontánea del tinto, una señal divina para marcar el camino a seguir, pero también la viura merece una oportunidad. Hace 15 años, un prestigioso enólogo riojano comentaba cómo años atrás nuestra variedad estandarte, la tempranillo tinta, era considerada a nivel internacional de segunda fila, muy por detrás del cabernet, syrah, petit verdot, etc.
El tiempo ha demostrado que Rioja tenía razón apostando por el tempranillo. Hoy, su reconocimiento internacional es claro y en gran parte se debe a las mejoras producidas en el viñedo y la bodega en los últimos años, de las que la viura no ha podido beneficiarse.
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Pocos años después, un enólogo italiano comentaba, tras compartir un blanco de la cosecha 1978 de una bodega jarrera, que Rioja era «una interesante tierra de blancos». Su sorpresa llego al conocer la proporción de vinos tintos y blancos.
¿Cuál fue el origen tuvo la prohibición? En ningún caso aspectos enológicos, ya que se hubiese eliminado directamente de las variedades autorizadas, incentivando su arranque. Se trataba simplemente de una situación coyuntural, que invitaba a abanderar el proyecto enológico riojano con vinos tintos y con tempranillo. Los vinos blancos no eran demandados en España y quizás nuestro dominio del mercado nacional nos impedía ver otras alternativas. El olvido de la viura se debía a una falta de esfuerzo en su comercialización.
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¿Por qué el interés actual?
Pero, ¿qué ha despertado de nuevo el interés por los vinos blancos? Indudablemente la clara oportunidad que ofrece este mercado a una marca tan consolidada como Rioja y el ver de reojo como otras denominaciones españolas crecen: Rueda con su verdejo y Rías Baixas con la albariño. El consumo de vino esta en continua evolución, pero el vino en sí tiene una clara y definida inercia: el viñedo. Es decir, hay que estar atentos a las demandas del mercado, pero huir también de radicalismos y dramatizaciones.
La viura no es una variedad excesivamente aromática, sino más bien delicada y sutil, pero su equilibrada relación entre acidez, alcohol y estructura hace vinos amables y de fácil consumo. Hemos aprendido a elaborar con mayor esmero ésta y otras variedades de vino blanco gracias a la incorporación de técnicas de elaboración y nuevas tecnologías. Así que convendría que antes de todo juzguemos sus posibilidades y esperemos los resultados de esta nueva oportunidad al permitir su cultivo. Sin duda vienen buenos tiempos para nuestros blancos y la viura tiene algo que decir.
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