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D. M. A.
Jueves, 24 de noviembre 2011, 09:12
Desde hace algunas semanas están apareciendo animales salvajes en el Parque del Iregua. Son inofensivos porque están hechos de juncos y ramas pero llaman la atención de los paseantes. El primero se descubrió en septiembre, una serpiente de ocho metros enroscada en el tronco de un árbol. Después, dos grandes lagartos y una araña colgados de otros árboles. Y el último en aparecer, en apenas un mes, ha sido un pequeño cocodrilo sobre el tronco cortado de un árbol. Los cinco animales se concentran en el sendero de la ribera Este del Iregua, cerca de Varea, entre el puente peatonal y el de avenida de Zaragoza.
Los chopos, muchas veces, provocan que estas esculturas naturales pasen desapercibidas. La mayoría pasa de largo y ni se da cuenta de que existen. A veces, los ojos, hechos con pequeños ovillos de lana roja, son los que saltan a la vista. Otros, que ya los conocen, buscan cada día la aparición de un nuevo animal. El autor no ha firmado sus obras, pero, sin duda, ha embellecido el Parque del Iregua.
Arte en la tierra
Ahora no es extraño ver a familias haciéndose fotos junto a los animales, aupando a los niños para que los toquen, y a hombres admirando la pericia de las obras. El Parque del Iregua ya se asemeja al célebre Parque de los Desvelados (o 'de las Calaveras') de Estella y a las inmediaciones de Santa Lucía de Ocón durante los ciclos 'Arte en la tierra'.
Cristina paseaba ayer con su marido y descubrió, de pronto, la araña colgando de un chopo. «Me ha sorprendido, y nos hemos quedado mirando», explica, y añade: «Está muy acorde con el paisaje y esto anima a volver porque, quizá, aparezcan animalitos nuevos. La idea es muy curiosa, están muy bien hechos». Isabel y Merche pasean todas las mañanas por el parque. «La primera que vimos fue la culebra», recuerda Isabel, «encima de que el paseo es bonito, esto es muy entretenido». Para Merche, «el autor debe de ser alguien a quien le gusta mucho la naturaleza». María también pasea todos los días por el Parque del Iregua junto a su marido. «Los animales me gustan, pero las culebras no. Esto está muy bien, así la gente se distrae y los niños van conociendo a los animales», opina.
«Están bien anclados»
El joven Iván, que pasea a su cachorro de perro, recuerda que el primero que vio «fue un cocodrilo pequeño que hay encima de un tronco, un día iba corriendo y lo vi por casualidad». «Están bien anclados, han sido listos porque, si no, más de uno se los llevaba», afirma. «La idea -agrega- es muy bonita, mucho mejor que tirar basura porque muchas veces, de la mala leche que hago, me pongo a recoger la basura que hay tirada en el parque».
Todos coinciden en que la idea, además de ser original, embellece el entorno, ya de por sí bonito, y más en una estación como es el otoño. «Esto hace más bonito el parque, así la gente descubre cosas nuevas. Yo paso todos los días por aquí y ni toco los animales ni nada, pero me gusta verlos», confiesa Iván. De momento, los animales permanecen intactos, quizá un poco secos ya por el implacable paso del tiempo. La altura a la que están colgados y la buena iniciativa del anónimo autor a buen seguro que los hacen permanecer durante mucho tiempo en el Parque del Iregua.
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