Diez años entre roscos de san Blas

Desde el año 2002 Santiago Lacarra Hernández ha estado al frente de la 'limosna del santo' o subasta de roscos, una de las actividades tradicionales de las fiestas de san Blas.

El pasado sábado subió de nuevo a las tablas situadas en la esquina del barrio judío de Cornago, junto a la ermita del santo, para ejercer por última vez como subastador ya que anunció su retirada. Logró recaudar 2.076 euros.

Para la ocasión escribió unas palabras en las que recordaba cómo le pidieron hace diez años el alcalde, Jesús Jiménez, y el párroco, Víctor Jadraque, ocupar el puesto: «Al principio me negué pero luego dije que sí y no me arrepiento».

A Santiago le hicieron la propuesta el mismo día de la subasta a las dos de la tarde y tres horas después estaba al pie del cañón sufriendo los nervios de la primera vez. Tenía 70 años y ahora con 80 ha tomado la decisión de dejarlo por la edad y por motivos de salud.

Su labor durante este tiempo ha consistido en obtener el máximo dinero en la puja por las rosquillas y todo tipo de alimentos bendecidos que se subastan, una forma de dar donativos a san Blas que se suma a lo recaudado en la venta de los típicos cordones rojos.

En su despedida recuerda que siempre he estado bien acompañado por el alcalde y el cura, actualmente Rubén Galán y Diego Aboi, mis amigos 'los Pochas' amenizando la subasta y 'Aranchi' y sus acompañantes pendientes de todo. «No han faltado las degustaciones de champiñones o de chocolate, han sido unos años muy felices».

Y anima a que haya nuevos subastadores «porque merece la pena seguir esta tradición».