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M. MAYAYO
Miércoles, 22 de diciembre 2010, 09:46
'Stewie' apenas levanta dos palmos del suelo. Es un bulldog francés blanco a manchas de año y medio. Mira a la cámara con ese aspecto gruñón propio de su especie, su cara achatada cortada por un borrón negro que se extiende desde un ojo por media faz y su nariz respingona. Carmen Pablo Esteban lleva una semana mostrando orgullosa su foto del móvil a todo el que se interesa, que no son pocos. Y no es para menos. 'Stewie', con sus orejas tiesas azabachadas, se ha convertido en un héroe. Su hazaña ha sido salvar a sus propietarios de una muerte segura por inhalación de monóxido de carbono, procedente de un fallo en la caldera de la calefacción. Cinco minutos más y todo se hubiera acabado, dijeron los médicos. «A nosotros ya nos ha tocado la lotería. Mi marido y yo celebraremos nuestro cumpleaños el 10 de diciembre», anuncia.
En el número 44 de la carretera del Cortijo se levanta la casa de Carmen Pablo Esteban y Félix Esteban Sarramián; una vivienda de dos plantas rodeada de una gran huerta. En la planta inferior se ubica la caldera. «Todo -relata- estaba normal cuando me acosté y sobre las cinco menos cuarto vino el perro. Él duerme en el salón en una camita. Normalmente le dices que se marche y se va pero no se fue. Hacía ruidos con la boca y gemía. Me desperté y noté la boca, la garganta y la nariz muy secas; nada más. Pensé que si salía al baño el perro se iría. Estuve tentada de no levantarme pero gracias a Dios me incorporé y al dar la luz toda la habitación estaba llena de humo y toda la casa, pero no olía ni nada. En la planta baja ni se veía. Yo tenía la cara negra y Stewie, también. Mi marido estaba dormido y cuando se despertó tenía ganas de vomitar».
Conectada a Securitas Direct apretó el botón y sólo acertó a decir: «No sé qué pasa pero es muy grave». Cuatro vehículos de la Nacional, una ambulancia y tres de bomberos se desplazaron. «Noté atontamiento. No atinaba a vestirme. Estuve mucho rato en el balcón en camisón, no tenía frío y hacía una noche heladora». Rápidamente les pusieron oxígeno y les llevaron al San Pedro. Una analítica confirmó la presencia de monóxido de carbono, envenenamiento letal. El segundo análisis salió limpio y les permitieron regresar.
A esas horas, el hijo de los Sarramián ya había logrado arrancar a 'Stewie' del balcón («no quería entrar a casa») y estornudaba, como sus dueños. «Nos dijeron que era normal, que no le hubiera pasado nada. Nos ha dolido la cabeza y, a veces, me he quedado como en blanco. Cada día que pienso que podía no haberme levantado... Dicen que es la muerte dulce».
¿Y la caldera? «Igual la chimenea estaba sucia. En el tejado se ponen pájaros y el otro día mi hijo sacó ocho de la chimenea. Creemos que ha sido eso porque la han revisado y no hay fugas». Un sensor debería haber avisado pero no lo hizo y el humo entró en casa. Ahora se ha instalado un segundo.
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