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J. SAINZ
Viernes, 10 de diciembre 2010, 01:28
« a la a con la ». Unos 24.000 términos dialectales como estos han sido recogidos por el profesor José María Pastor Blanco (Entrena, 1955) en su libro 'El castellano hablado en La Rioja', fruto de quince años de trabajo de campo y estudio que acaba de ser publicado por Ediciones Emilianenses y El Tragaluz. Blanco sostiene que «un «profundo hibridismo» y «su destacado arcaísmo» determinan en La Rioja un «rico mosaico dialectal que resulta clave para el estudio y cabal conocimiento de la dialectología hispana». Su obra es, además, salvavidas de una pequeña parte del rico tesoro oral de nuestros pueblos condenado al olvido. ... son algunas de esas joyas.
-¿Cuándo comenzó el trabajo?
-En 1995 empecé a estudiar el habla de las Viniegras. Me di cuenta de que era un campo que nadie había estudiado antes. Luego fui viajando de la sierra hacia el valle.
-¿Por qué esa zona?
-Conocí Viniegra de Abajo por razones familiares y pensé que aquella riqueza no podía olvidarse.
-¿Qué método ha utilizado?
-Encuestar a personas mayores de cincuenta años con una cultura generalmente baja y que han salido poco de su localidad, nacidos allí y, a ser posible, también sus padres.
-¿Cuántas personas?
-Mil. En algunos pueblos he hablado con todos los vecinos. Con algunas personas habré hablado cinco o seis horas. Eso es un regalo para mí. En ese sentido ha sido un trabajo muy agradecido por las personas con las que he tratado.
-¿Qué caracteriza, en general, al habla de La Rioja?
-La Rioja es muy rica por lo mestizos que somos: ha sido siempre zona codiciada por todos y todos enriquecían el lenguaje, árabes, mozárabes, vascos, castellanos, aragoneses... Todos venían aquí y todos dejaban su impronta. El resultado de todo ello somos nosotros, pero sin olvidar que hay unos nichos lingüísticos que permanecen intactos, que son los que yo he intentado no perder.
-¿Cuál fue su mayor hallazgo?
-Formas y giros del antiguo romance riojano que se suponían perdidos en el siglo XII o XIII que todavía siguen vivos.
-¿Y la mayor sorpresa?
-Que en sitios como Posadas o Zaldierna los lugareños mantienen un lenguaje tan rico y tan ancestral que parece que estuviéramos en el XVII.
-¿Su libro llega a tiempo de salvar un patrimonio oral condenado?
-En buena medida, sí, hemos conseguido recuperar esa lengua que, de otra forma, se habría perdido en veinte o treinta años.
-¿Cuánto se ha perdido?
-Es incalculable, pero muchísimo.
-¿Cuánto ha influido la televisión en la pérdida de la oralidad?
-Mucho. Primero se perdieron muchos términos referidos a los aperos cuando comenzó a usarse maquinaria en el campo. Pero la televisión ha traído el fin de la oralidad y la convivencia con al cultura heredada. Ya los críos no escuchan a los abuelos. Pero todavía hay gente para que esto no se pierda.
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