ZAPATERO ES UN TIPO CICLOTÍMICO

Zapatero es un tipo ciclotímico. Vive a impulsos, a impulsos graduales o acelerados (según le dé), viaja o hace 'footing' los martes a media mañana entre los suaves alcores del Pardo, trabaja y, finalmente nos gobierna. En mayo, un clamor de líderes mundiales (Obama, su admirada Angela Merkel y hasta Hu Jintao, presidente de la República Popular China, entre otros cuantos como Sarkozy y el nunca bien ponderado Silvio Berlusconi) le pidió reformas económicas para que el país (España, quiero decir) no entrara en bancarrota como Grecia. Con sus dos tardes de economía dictadas por Jordi Sevilla, aquel ministro ahora tan anhelado y que escribe sin parar en su blog y en su 'twitter', comprendió vagamente que la cosa iba al carajo. De pronto dio un giro de 180 grados en sus creencias e hizo una reforma con sordina que afectaba de raíz a los que menos recursos tenían. Los sindicatos se quejaron en una huelga que se llevó el viento de la indiferencia para permanecer igualmente mudos hasta ahora. Ayer ZP suspendió dos viajes y anunció nueve medidas tan necesarias y evidentes que por palmarias parece increíble que hayamos tenido que llegar casi a la quiebra tácita de nuestra credibilidad mundial para tomarlas. Zapatero regaló 400 euros a diestro y siniestro esquilmando las arcas públicas poco antes de aquella ocurrencia del Plan E -¿se acuerdan?- con la que quería reflotar el Estado a base de carriles bici y polideportivos. Sin embargo, ayer, el líder de un partido que todavía lleva adosada la 'o' de obrero en sus siglas, se cargó de un decretazo la ayuda de 426 euros a los parados de larga duración; es decir, que con datos de septiembre, sobre el papel y a partir de febrero, 615.771 personas se quedarán sin un solo ingreso.