La danza humana integral
Arnedo es de las primeras ciudades a las que llega la biodanza, práctica que integra las ciencias humanas
E. PASCUAL
Domingo, 14 de noviembre 2010, 02:15
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Bailar, mirarse, tocarse, sentirse, conocerse. Todo eso es la biodanza, una práctica definida por el antropólogo chileno Rolando Toro y que se extiende con velocidad por todo el mundo. Y también por Arnedo. Haciendo gala de su espíritu siempre emprendedor, la ciudad del calzado es una de las pocas localidades pequeñas que cuenta con un taller de biodanza, que sí está presente en la mayoría de las capitales de provincia -en Logroño llegará próximamente-.
«La biodanza es una extensión de las ciencias humanas que trabaja con los principios de la biología, antropología, psicología, el arte en general. con el objetivo de ganar calidad de vida y abrirte más al mundo», describe el facilitador y profesor brasileño Augusto Madalena, que viaja cada semana de Zaragoza a Arnedo a impartir la sesión.
Esta técnica llegó a Arnedo de la mano de Charo Hernández, alma inquieta y promotora de la Escuela Municipal de Teatro, que la conoció gracias a su residencia en Zaragoza.
«Y ha habido mucho interés desde el principio y un grupo muy participativo, pues es una técnica por la que te abres, te transforma y aprendes a conocerte mucho mejor», valora Hernández, alumna de Madalena que también profundiza en el conocimiento teórico de esta práctica.
Aunque el curso esté en marcha, cualquier interesado puede incorporarse -obteniendo más información en www.biodanza.org-.
Mientras las aulas imparten conocimientos sobre matemáticas, lengua, etc., la biodanza se presenta como una escuela que enseña a vivir ante una sociedad en la que la pérdida de valores y la depresión cultural, aliñadas por el estrés, las obligaciones y la competitividad, conducen a una pobreza vital. «Frente a esto, la biodanza despierta la creatividad y la autoestima a través de la música y de la expresión corporal para contrarrestar los momentos deprimidos, eliminar miedos o incapacidades y cualquier factor negativo», describe Madalena.
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El trabajo de la afectividad fomenta las relaciones con el otro, la familia y la sociedad -por ello comienza a llegar a las empresas- al instaurar un lenguaje emocional.
Otra de las líneas que trabaja la biodanza es la trascendencia y espiritualidad, logrando que el participante se evada de sus limitaciones.
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