«La evolución de La Rioja no debe ser el eje del Ebro, sino el País Vasco y Navarra»
Niño Becerra augura que la economía española se hundirá ocho puntos en el 2011 y el paro llegará al 30% un año después
MARÍA JOSÉ GONZÁLEZ
Miércoles, 10 de noviembre 2010, 10:11
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De la alpargata al Seiscientos, del Seiscientos al Audi y del Audi... a una sociedad en la que la clase media desaparecerá, el 40% de la gente no trabajará jamás y sólo las grandes corporaciones o las microempresas saldrán adelante «por su flexibilidad para adaptarse». ¿Un mensaje apocalíptico? «No, realista; lo anterior era lo atípico», se defiende el economista Santiago Niño Becerra (Barcelona, 1951). El experto catalán, famoso por sus tesis polémicas y radicales, inauguró ayer, en Logroño, el salón 'Oficina Evolutiva 2010'.
- Dos reflexiones que se extraen de su libro 'El crash del 2010, toda la verdad sobre la crisis' (va por la 13ª edición): de esta crisis saldremos, pero costará no menos de diez años, y hemos de mentalizarnos de que cada vez viviremos peor, no mejor.
- Claro que saldremos, pero será largo porque esta crisis es muy semejante a la de la 'gran depresión' de 1929 ya que es una crisis sistémica. Es decir, el modelo de funcionamiento se ha agotado y se ha roto. Por ello llevamos tres años dando palos de ciego, porque las recetas que se siguen utilizando para intentar, entre comillas, salir de la situación responden a un modelo que ya no funciona.
- ¿Cuáles son entonces las nuevas medidas que se deben tomar?
- Lo primero que hay que hacer es sacar a la luz toda la porquería del sistema financiero. Y, una vez conseguido esto, hay que hacer reformas globales y, como se dice en artillería, tirar por elevación. Es decir, no basta con actuar sobre unos bancos, sino reestructurar todo el sistema bancario, y el nuevo modelo debe estar basado en la eficiencia, la productividad y la cooperación, a diferencia del anterior que estaba basado en el crecimiento por el crecimiento y el individualismo.
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- Y ¿por qué no se adoptan esas soluciones ya?
- Eso también me lo preguntan mis estudiantes en la Universidad Ramón Llull. La respuesta es que, como hacer esas reformas tiene consecuencias, sólo se acometerán cuando las cosas estén realmente degradadas.
- Ah... que aún queda lo peor...
- Desde luego. Lo peor llegará en el 2011, un año durísimo, que vendrá a ser el equivalente al 1930 del 'crack del 29'. El PIB llegará a desplomarse ocho puntos, habrá deflación, caerán las rentas y la inversión, y el paro, por efecto del 'decalaje', alcanzará el 30% en el 2012. Y esto será así porque se agotarán todos los planes que se han puesto en marcha. No hay milagro posible.
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- ¿Y qué más le dicen sus alumnos?
- Tienen claro que no cobrarán pensiones y que vivirán al día. Pura y dura supervivencia.
- ¿Cómo hemos llegado a esto?
- Por una orgía del crédito, de la que no culpo a nadie, ni siquiera a los bancos. Era el modelo de crecimiento que nos habíamos dado.
«El final» del juego político
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- Usted sostiene que la economía es más importante que la política, pero son los políticos los que toman las decisiones económicas.
- ¡No!, ¡qué va!... Al señor Rodríguez Zapatero le llama el presidente del Gobierno de La Rioja y puede que ni se ponga al teléfono. Le llama Emilio Botín y se pone, ¡vaya que si se pone! La economía siempre ha estado por encima de la política, aunque a los ciudadanos nos hayan hecho creer otra cosa. Pero es que, además, esto ha llegado al final y, por ejemplo, desde septiembre se están tomando unas decisiones tremendas en Bruselas que están desmontando el juego político tal y como lo entendíamos.
- Pero si los políticos de cada país frenan después esas decisiones.
- No las frenarán porque una de consecuencias de la crisis es que los conceptos de Estado y de región, sin desaparecer, sí se van a superar mucho, y lo que se potenciará son los ayuntamientos y los cluster (agrupaciones), lo que es bueno porque a través de ellos se van a salvar nacionalismos. Pero el problema que tienen es que obligan a pensar en clave muy colaboradora, algo en lo que los españoles somos muy malos.
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- En La Rioja no sólo se piensa en ellos, sino que ya hay proyectos concretos.
- Pues ¡genial!, porque ese es claramente el camino.
- ¿Cómo ve la economía riojana?
-Muy bien, porque la región es pequeña, con poca población y ese es un factor a tener en cuenta ya que la salida de la crisis hará innecesaria a mucha gente, hasta el punto de que el paro estructural nunca bajará del 15% en España. Eso sí, la evolución natural de La Rioja es acercarse a Euskadi y Navarra, claramente. No veo el eje del Ebro como un cluster.
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- Pero La Rioja topa ahí con un problema: el País Vasco y Navarra gozan de autonomía financiera.
- Eso se puede arreglar. La Rioja tiene una balanza fiscal (diferencia entre los ingresos tributarios que percibe el Estado de la región y el gasto y la inversión que realiza en ella) prácticamente equilibrada y me atrevo a decir que podría tener autonomía financiera. Otra cosa es que, a nivel político, el Gobierno regional quiera o no pedirlo. El problema que tiene La Rioja es que no cuenta con una fuerza nacionalista fuerte, y los partidos con poder son de ámbito nacional que gobiernan aquí y en otros sitios. Pero como yo parto del supuesto de que la política y el tema del Estado van a ir a menos, insisto en que La Rioja podría optar a ello.
- Pero mientras llegue ese momento, los políticos siguen empeñados en intentar convencer a la población de que los que mandan son ellos y, además, independientemente de su color político, se obsesionan en falsear la realidad con mensajes optimistas. ¿O no?
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- Claro que lo hacen. Por dos motivos: porque, o bien buscan conservar su silla y/o ganarla si no la tienen, o bien, porque los gobiernos aún hablan en clave antigua utilizando las herramientas de antes. Al margen, evidentemente de que somos humanos y todos, los políticos también, tendemos a posponer el dolor y los problemas.
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