Primer examen a la UNIR

Ojeras, nervios, repasos de última hora... La escena se repite en cualquier centro de estudios cuando llegan los exámenes. Pero ayer, en la Universidad Internacional de La Rioja, la situación no era repetida, sino nueva. Tras casi cinco meses de desarrollo, la UNIR evaluaba ayer a sus alumnos con pruebas escritas por primera vez en su historia.

Medio centenar de estudiantes estaban convocados en Logroño a los exámenes de los grados de Magisterio de Educación Infantil, Magisterio de Educación Primaria o Comunicación. Mientras, otras ciudades, como Madrid, Barcelona, Sevilla, La Coruña y Valencia acogían a otros doscientos alumnos.

Acostumbrados a tratar de forma virtual, puesto que la UNIR basa su docencia en las nuevas tecnologías y la enseñanza 'on line', los alumnos aprovechaban los recesos entre pruebas para estudiar un poco más, conocerse en persona y evaluar, también ellos, los comienzos de esta universidad pionera en España. Para Mikel, óptico de profesión, la UNIR era la única opción de cursar Magisterio, algo que siempre le había llamado la atención. «Es duro porque hay que realizar trabajos continuamente», explicaba este joven vizcaíno. «Debemos buscar el tiempo para sacar todo el trabajo adelante y, en mi caso, he tenido que reducir buena parte de mi vida social para poder simultanear trabajo y estudios», añadía.

Agurtzane y Miren, también llegadas desde el País Vasco, se mostraban contentas por las posibilidades que abre la enseñanza a través de Internet. «Siempre me han gustado los niños y ahora trabajo en un comedor escolar, pero quiero ser profesora», indicaba Miren sin apenas quitar la vista de sus apuntes.

El sacrificio para obtener un grado universitario es grande. Además de las tareas semanales durante todo el curso, entre ayer y hoy los alumnos de la Universidad Internacional de La Rioja deben completar cinco pruebas escritas. «Está claro que merece la pena. Si no, no estaríamos aquí», bromeaba ayer Agurtzane antes de entrar de nuevo al aula de exámenes.