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PABLO GARCÍA-MANCHA
Lunes, 8 de febrero 2010, 01:43
José María Adán (Segorbe, Castellón, 1931) vivió la Transición en La Rioja desde un lugar único, ya que fue gobernador civil desde agosto de 1976 hasta enero de 1978 y le dio tiempo para palpar, sentir y encauzar el terremoto de un cambió que trufó de libertad la vida política en España tras la muerte de Franco: «Llegué a Logroño para cumplir un trabajo; yo era procurador en Cortes y teníamos muy claro el rumbo que debía tomar la nación; de hecho, dos años antes de la muerte de Franco le habíamos enviado el manifiesto de los 39, en el que diferentes personas del régimen le pedíamos al jefe del Estado que era necesario cambiar el rumbo del país hacia la Democracia; por eso siempre he sostenido que el régimen franquista no tenía voluntad de perpetuarse tras su muerte, de ahí que fuera desde las Cortes de donde nació la Ley de Reforma Política, el , que se llamó».
Adán, que se sigue sintiendo como un de izquierdas (entendido el segundo apelativo por su sensibilidad hacia las desigualdades sociales), recuerda con emoción los acontecimientos que tuvo que vivir en su etapa riojana: «Yo fui a La Barranca y estuve con los familiares de los fusilados cuando se abrieron aquellas fosas. Alguno me increpó - «¡Qué haces aquí!, me decían», pero yo sabía que ése era mi sitio, que había llegado el momento de cerrar las heridas, de buscar un futuro al país desde la reconciliación y en ese momento histórico los gestos estaban cargados de importancia y significado. Por una parte y por otra se nos trataba de quitar legitimidad porque nos consideraban los herederos de Franco, pero la sociedad española nos dio todo su apoyo con el resultado del referéndum para la reforma política, en concreto en La Rioja los resultados fueron extraordinarios, y este pueblo demostró una madurez extraordinaria».
También tiene muy presente cuando se volvió a erigir la estatua de la libertad de Cenicero: «Llevaba desde la Guerra Civil en la cárcel, donde la metió un tercio de requetés. Las reuniones con el alcalde y los vecinos eran apasionantes, pero una vez más volvió a imperar el sentido común. En aquellos años hubo una lucha de ideales impresionante». El ex gobernador civil, que ahora vive retirado y dedicado a la escritura, cuenta con orgullo la celebración del Milenario de la Lengua en San Millán porque «costó un esfuerzo enorme celebrarlo en La Rioja ya que otras regiones lo querían, pero hubo representantes de toda España y del mundo. Fue algo inolvidable».
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