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Miércoles, 23 de septiembre 2015, 15:43
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Un patógeno típico de la boca, llamado Porphyromonas gingivalis, aumenta la inflamación en células del músculo liso de la aorta, según un estudio de la Universidad de Onebro en Suecia., dirigido por el profesor Torbjörn Bengtsson. Publicado en Infection and Immunity, el trabajo confirma la relación existente entre enfermedades periodontales y algunas enfermedades cardiovasculares. Por esta razón, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) han elaborado un documento para prevenir conjuntamente enfermedad cardiovascular y periodontal.
«Si las encías están sanas, se reduce el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular», afirma Adrián Guerrero, vicepresidente de SEPA. «Los hábitos de vida saludables, recomendados por los cardiólogos, tienen un impacto positivo sobre el control de las patologías de la boca. Al mismo tiempo, una óptima salud oral es buena para el corazón. Además, los hábitos de vida saludables recomendados por los cardiólogos tienen un impacto positivo sobre la salud oral, de forma que todo está relacionado».
El informe, redactado por Guerrero junto a los doctores Juan José Gómez Doblas y Gonzalo Barón (por parte de la SEC) y Blas Noguerol y David Herrera (de la SEPA), busca que aumente la colaboración entre cardiólogos y odontólogos. «El objetivo es aportar recomendaciones de prevención para cardiólogos, médicos de Atención Primaria y dentistas que permitan ayudar a la prevención conjunta de las enfermedades cardiovasculares y de las enfermedades periodontales, en base a la evidencia científica disponible», explica el doctor Noguerol.
Los pacientes con encías enfermas tienen un riesgo superior de padecer un trastorno cardiovascular pero, en cambio, el tratamiento periodontal podría ayudar a reducir ese riesgo. «Existen datos contrastados de relación causal entre ambas patologías, de la influencia que tienen en la enfermedad periodontal y en la cardiovascular los mismos factores de riesgo (obesidad, tabaco, síndrome metabólico), así como de la mejoría de ambas con el control de la otra patología», destaca el doctor Barón.
La gran cantidad de bacterias que se sitúan bajo la encía pueden pasar a la sangre y afectar a otras zonas del organismo, como el corazón, además de aumentar el nivel de inflamación de todo el cuerpo. El patógeno P. gingivalis no solo es responsable del desarrollo de la periodontitis, sino que también altera la expresión de los genes que codifican proteínas que aumentan la inflamación y la aterosclerosis en las arterias coronarias (los vasos que suministran sangre al corazón).
«El control de la enfermedad periodontal supone un beneficio en el control de la inflamación sistémica, que se relaciona con eventos cardiovasculares agudos de alto impacto», concluye el doctor Gómez Doblas, presidente de la Sociedad Andaluza de Cardiología. El documento divulgado por cardiólogos y odontólogos sienta las bases de una colaboración estrecha entre estos profesionales sanitarios, que atienden al mismo paciente desde patologías distintas, pero claramente relacionadas.
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