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Un adolescente utiliza su móvil a altas horas de la noche. R.C.
Una 'luz azul' que roba el sueño juvenil

Una 'luz azul' que roba el sueño juvenil

El uso excesivo de dispositivos móviles durante la noche afecta al descanso | Tres estudios coinciden en que los problemas de salud asociados a las tecnologías se solucionan al limitar el tiempo de exposición

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Martes, 28 de mayo 2019, 01:05

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Aquellos adolescentes que utilizan los dispositivos móviles más de cuatro horas al día tienen una hora menos de sueño diario. Se duermen treinta minutos más tarde y despiertan otros treinta minutos más temprano, comparados con los que están frente a la pantalla una hora o menos, según un estudio de los institutos holandeses de Neurociencias y Salud Pública, presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología. Con la menor exposición a la 'luz azul', ésa que emiten los teléfonos, las tabletas y los ordenadores, desaparecían en tan solo una semana los síntomas del trastorno del sueño que comenzaban a padecer, como fatiga, falta de concentración y mal humor. Sobre todo cuando se limitaba el uso durante las noches, cuando afecta más la producción de la melatonina, lo que interrumpe el tiempo y la calidad del sueño.

En España los niños pasan cerca de cinco horas diarias frente a algún tipo de pantalla, lapso que se incrementa los fines de semana, según un estudio de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación. Algo que se repite en los países del entorno. «Los adolescentes pasan cada vez más tiempo en dispositivos con pantallas, y son frecuentes sus trastornos de sueño», afirma Dirk Jan Stenvers, doctor del Departamento de Endocrinología y Metabolismo del Centro Médico Universitario de Ámsterdam, al presentar el estudio sobre los problemas de sueño en adolescentes, en Lyon. «Hemos demostrado que se pueden revertir fácilmente al minimizar el uso nocturno de la pantalla o la exposición a la 'luz azul'. Según nuestros datos, es probable que estos trastornos sean causados, al menos en parte, por la luz azul de las pantallas».

Los investigadores pusieron gafas a los niños para bloquear los daños ocasionados por el reflejo

El ensayo de la universidad holandesa concluyó que, además de apartar las pantallas a los jóvenes a las horas cercanas a la de dormir, también era efectivo bloquear esa 'luz azul' con gafas especiales. Con ambas medidas los pacientes lograban conciliar el sueño reparador, sin despertarse antes, «en solo una semana», dice Stenvers. A largo plazo sabemos que la pérdida de sueño se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedad cardíaca. Si podemos introducir medidas sencillas ahora, podremos evitar mayores problemas de salud en los próximos años».

Sin embargo, una vez que existe cierta dependencia del adolescente al uso de la pantalla, surgen otras variables, como el ansia o la necesidad incontrolable de estar conectado, la pérdida de interés en otras actividades y la negación del problema con conductas defensivas, enumeran los expertos del Instituto Nacional de Ciberseguridad.

La limitación en el uso del dispositivo no suele ser tarea fácil. Frente a las pantallas, los niños, incluso los más jóvenes, desarrollan la tolerancia como con cualquier sustancia adictiva y el síndrome de abstinencia aparece con las primeras prohibiciones, junto al malestar y la irritabilidad. Hay, además, otro factor: la aprobación social por parte de otros usuarios con los que interactúa el niño. Mientras tanto, avanzan las patologías relacionadas con el uso inadecuado de los dispositivos tecnológicos.

Obesidad infantil

Otros dos estudios relacionan el uso excesivo de dispositivos móviles con problemas de salud a edades cada vez más tempranas. Uno de ellos le atribuye la mayor incidencia de obesidad infantil. «Se está formando una generación de niños sedentarios», advierte Luis Blesa, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría. «Cada vez los niños pasan más tiempo delante de una pantalla. Junto a una mala alimentación, puede incrementar el número de niños obesos».

Otro estudio atribuye al uso excesivo de pantallas una pérdida progresiva de visión. Los niños de entre 7 y 12 años tienen más miopía que los universitarios de hace una generación. En concreto, media dioptría más, que podría alcanzar las seis dioptrías, según Fabio Delgado, director óptico de Cottet.

«La principal causa de la miopía es el crecimiento del globo ocular, que no sucede únicamente por razones genéticas», asegura Enrique Jiménez, óptico del Servicio de Oftalmología del Hospital Sant Joan de Déu. «Existen otras razones de gran importancia como el exceso de horas que los niños pasan en tareas de visión próxima ante dispositivos como ordenadores, tabletas o móviles». El experto señala la misma solución: disminuir el tiempo de exposición. «Controlar más el tiempo que pasan los niños en tareas de visión próxima, especialmente con dispositivos electrónicos, y estar mayor tiempo en espacios abiertos con luz solar».

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