Un call center con alma: cómo las empresas pueden mejorar su atención al cliente y su impacto social desde Zaragoza

En un mundo cada vez más digital y automatizado, las personas marcan la diferencia. Esa es la esencia del Call Center de Fundación Rey Ardid, un servicio profesional de atención telefónica con una peculiaridad única: combina eficiencia empresarial con compromiso social real.

Ubicado en Zaragoza y Huesca, este centro de atención al cliente no solo ofrece soluciones ágiles, personalizadas y multicanal para empresas de toda España. También se ha convertido en una herramienta de inclusión laboral para personas con discapacidad y en riesgo de exclusión, demostrando que la excelencia operativa y la responsabilidad social pueden ir de la mano.

Desde atención comercial y concertación de citas hasta encuestas, gestión de agendas o campañas de fidelización, el call center de Fundación Rey Ardid funciona como un departamento externo y escalable, adaptado a las necesidades de cada empresa. Pero lo que realmente lo diferencia es su modelo: la integración laboral como motor de cambio.

«Cada llamada que gestionamos no solo resuelve un problema, también construye oportunidades», explican desde el equipo de coordinación.

El centro emplea a profesionales cualificados y formados específicamente en habilidades comunicativas y tecnológicas, garantizando un trato humano, cercano y eficaz. Todo ello, con la posibilidad de operar en varios idiomas y con una atención 100% personalizada.

Cada vez más empresas buscan integrar el valor social en su cadena de operaciones. Apostar por un proveedor como Rey Ardid permite reforzar la RSC de forma tangible, con resultados medibles tanto en la calidad del servicio como en el impacto generado.

Además, trabajar con este call center es también apoyar la labor de una entidad con más de 25 años de experiencia en la inserción laboral, la salud mental y la atención social, reconocida en Aragón y en toda España por su compromiso y profesionalidad.

En un momento donde la automatización ha deshumanizado muchas interacciones, recuperar la voz, la empatía y el trato personal puede ser una ventaja competitiva. Y hacerlo, además, generando empleo para quienes más lo necesitan, convierte cada interacción en algo mucho más grande que una simple llamada.

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