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El auge de las alarmas en zonas residenciales: ¿reacción ante el aumento del delito o sensación social?

Martes, 3 de junio 2025

El interés hacia la seguridad ha ido aumentando en España: la adopción de sistemas de alarma ha crecido notablemente en los hogares. El fenómeno no se limita a las ciudades grandes: también en zonas residenciales, urbanizaciones y pequeños núcleos se ha disparado la demanda de estos dispositivos. La gran cuestión es si esta tendencia responde a un aumento objetivo de los delitos o a una percepción social cada vez más sensible y al miedo de muchos ciudadanos.

La realidad parece compleja. Quizá la sensación de inseguridad no siempre se corresponde con las cifras oficiales de criminalidad y el contexto social y económico tiene un rol decisivo en cómo las personas perciben el riesgo. En este artículo profundizaremos en este asunto y en las diferentes regulaciones sobre la seguridad en los hogares y las Alarmas para casas.

¿Están subiendo realmente los delitos en las áreas residenciales?

Según el informe 'La seguridad en los hogares españoles' del Observatorio Securitas Direct (Abril 2024) los robos son el principal factor de preocupación en la sociedad: más del 71% de los españoles manifiesta sentirse inquieto ante ellos.

Los chalets son el tipo de viviendas que más robos sufren en España, con un 50% más que pareados o adosados y un 96% más que los apartamentos.

Estos chalets suelen presentar condiciones favorables para los intrusos: calles tranquilas, zonas con escasa iluminación nocturna y horarios en los que los propietarios se ausentan durante largas franjas del día. Además, hay más probabilidad de que los robos ocurran en festivos en comparación con los días laborables. En concreto, un 22% más de probabilidad.

La percepción social del riesgo

Más allá de los números, la clave del auge de las alarmas puede estar en cómo se percibe la amenaza. Vivimos en una época en la que las noticias sobre robos u ocupaciones ilegales circulan con rapidez y alta exposición, a través de redes sociales y grupos de mensajería instantánea.

Esta sobreinformación puede llegar a reforzar la idea de vulnerabilidad, sin importar la situación o el contexto en el que se encuentre. En este sentido, la alarma funciona como una herramienta para recuperar la sensación de control y paz.

Marco legal: seguridad privada bajo regulación

El creciente uso de alarmas y sistemas de videovigilancia cuenta con un marco legal definido. La Ley 5/2014 de 4 de abril de Seguridad Privada, de ámbito estatal, especifica los requisitos legales relevantes para la provisión, mantenimiento y operación de estos servicios.

Sin embargo, cada comunidad autónoma tiene la opción de crear regulaciones complementarias que rijan aspectos más especializados o detallados, como los procedimientos de autorización, requisitos técnicos o las responsabilidades del usuario. Por ejemplo, algunas regiones tienen reglas sobre la colocación de cámaras externas y cuánto tiempo se pueden conservar las imágenes grabadas.

Por lo tanto, es esencial que cualquier sistema de alarma o videovigilancia colocado en un hogar esté adaptado no solo para cumplir con la ley estatal, sino también con la normativa específica de la comunidad autónoma correspondiente.

Protección de datos: privacidad primero, vigilancia después

La protección de datos personales es uno de los temas más sensibles en relación con el uso de cámaras dentro del hogar para fines de seguridad.

Las imágenes grabadas pueden afectar a terceros. Por eso su captación, uso y almacenamiento debe respetar la normativa vigente.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) cuenta con una guía específica sobre el uso de videocámaras, donde estipula cómo debe funcionar la video vigilancia de forma respetuosa con la privacidad.

Por consiguiente, un sistema de alarma con videovigilancia debe cumplir con las garantías legales si quiere ofrecer no sólo una seguridad real efectiva sino que, al mismo tiempo, proteja los derechos fundamentales de todos los involucrados.

Alarmas para el hogar: más allá del simple aviso

La protección y seguridad del hogar ha evolucionado mucho. No se trata únicamente de emitir un sonido disuasorio ante una intrusión. Las alarmas ahora cuentan también con sensores de movimiento, cámaras con inteligencia artificial, detección perimetral, control a distancia desde el móvil y conexión en tiempo real con las centrales de verificación de alarmas. Actuar antes que un daño ocurra es la esencia de este enfoque.

Si un sensor identifica actividad inusual durante un período específico, el sistema puede enviar notificaciones al usuario o iniciar protocolos para contactar a los contactos de seguridad adecuados. Todo esto se hace sin la participación directa del usuario.

¿Prevención o respuesta?

Regresando a la pregunta inicial, la colocación masiva de sistemas de alarma en espacios como el residencial no responde solamente a un hecho delictivo, sino que también se intenta anticipar a lo que podría llegar a suceder. Nos encontramos inmersos en un contexto social donde la indefensión y el miedo cobran especial relevancia en la cotidianidad. Las familias buscan refugio en soluciones que les proporcionen certidumbre, incluso si el peligro es inminente.

La seguridad es uno de los factores que añade valor en la compra o alquiler de una vivienda. Tener una alarma ya no es signo de vulnerabilidad sino una decisión responsable y moderna.

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