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Reserva natural de Néouvielle, protegida desde 1936. :: r. c.
Placeres de altura

Placeres de altura

La ruta 'Pirineos Road Trip' guía al viajero por los once lugares imprescindibles de la cordillera en su recorrido entre España y Francia, desde los impresionantes cañones de Ordesa al mejor cielo estrellado de Europa en el Pic du Midi

Jueves, 28 de junio 2018, 00:09

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La Ruta 66, la Ruta de la seda, la Transamazónica...Hay muchas rutas famosa repartidas por todo el mundo. Itinerarios convertidos en destinos míticos llamados a satisfacer los deseos de conocer mundo y atesorar experiencias del hombre. Con esta filosofía, nace 'Pirineos Road Trip', una ruta creada con fondos de FEDER - Fondos Europeos de Desarrollo Regional- que consta, por el momento y hasta que se amplíen, de cinco itinerarios. Estos guían al viajero por carreteras que cruzan de Francia a España, y viceversa, para que pueda descubrir un espacio sin fronteras: Los Pirineos. Abre vías de acceso a lugares de excepción, a paisajes grandiosos, a experiencias únicas y a recuerdos que se convertirán en inolvidables.

Más de 800 kilómetros de míticas carreteras y serpenteantes itinerarios entre dos países, dos parques nacionales, dos parques naturales, una reserva natural, ocho puertos para ser cruzados, y ocho balnearios donde descansar, tres lugares calificados como patrimonio de la humanidad por la Unesco, senderos por donde pasear, museos que visitar, bodegas donde disfrutar, granjas que conocer, productores agroalimentarios que descubrir, fantásticos restaurantes para degustar la gastronomía local, balnearios donde descansar, y hoteles, apartamentos y campings donde alojarse, y un sin fin de actividades que practicar.

Todo este espacio de ocio sobre el que se circunscribe 'Pirineos Road Trip' cuenta con 11 lugares de visita obligada, los llamados 'ineludibles' por el 'Pirineos Road Trip'. Se trata de once lugares, algunos con fama mundial, asombrosos y diferentes entre si, aunque con dos características comunes. Una es donde se ubican, en los Pirineos. Y la segunda es que son ese tipo de lugares calificados como sitios que hay que ver al menos una vez en la vida. Los 'ineludibles' son:

En Forau d'Aigualluts caen las aguas de los glaciares del Aneto por los precipicios más espectaculares El Pic du Midi ofrece visitas nocturnas para observar el mejor cielo estrellado

'Reserva de Néouville'

Sin duda uno de los más bellos lugares de los Pirineos. La Reserva de Néouvielle está protegida desde 1936, mucho antes del nacimiento del Parque Nacional de los Pirineos. El paisaje es excepcional. Las puntiagudas cumbres graníticas contrastan con la suavidad del paisaje bucólico, salpicado de abetos y sus 70 lagos, mezclando las gamas de verdes y azul turquesa. Su orientación al sur la expone a las influencias climáticas mediterráneas favorables, que permiten a la vegetación crecer aquí mucho más alto que en otros lugares. A destacar, particularmente, sus pinos de 2.600 metros. Son los más altos de Europa. Otro ocupante singular del lugar: el 'Euprocte' de los Pirineos, un gran tritón coetáneo de la época de los dinosaurios. Más clásicos, los zorros solitarios, rebecos, marmotas, buitres y quebrantahuesos, ranas comunes y sapos parteros.

Balnéa: los baños del mundo

Sumergidos en las aguas de las fuentes calientes y beneficiosas, con la mirada puesta en las altas cumbres que lo rodean, la montaña se ve de otra forma: en versión pirenaica. Los Pirineos han concebido una gama de centros de balneoterapia, ofreciendo lagunas, jacuzzis, hammam, sauna, masajes con piedras calientes, camas de agua, masajes ayurvédicos, baño musical, etc. Con sus ocho centros, los Altos Pirineos son el centro de la balneoterapia y Balnéa es el primero de ellos. Enclavado en el corazón de los más bellos decorados naturales, a orillas del lago de Génos-Loudenvielle, Balnéa ofrece bienestar a cuerpo y mente en mitad de la belleza extrema de los Pirineos.

Cañón de Añisclo

Menos conocido que el cañón de Ordesa, es también más salvaje. Se entra por una pequeña ruta estrecha y sinuosa, de sentido único, que se abre paso en un caos de rocas y pinos, a lo largo de las aguas verdes y turquesas del río Bellós. Sin duda, uno de los itinerarios más espectaculares de los Pirineos. Desde el puerto, la vista sobre la falla del cañón de Añisclo y sobre el macizo del Monte Perdido, deja sin aliento al que lo contempla. Un universo cárstico de paredes que se cierran sobre ellas mismas, formando estrechos cañones y atractivas balsas naturales de aguas de color esmeralda, donde apreciaréis el baño durante el calor del verano aragonés.

Pic Du Midi (2877 metros)

La visita comienza por un sensacional viaje aéreo, a bordo de una cabina de teleférico. 15 minutos de trayecto y pasajes vertiginosos ¡con 350m de vacío bajo los pies! En la cima, 750 m2 de terrazas acondicionadas permiten contemplar un increíble panorama sobre la cadena pirenaica, más de 300 km de cimas. Con buen tiempo, se puede distinguir, al norte, los primeros contrafuertes del Macizo Central. Las tablas de orientación e interpretación, ayudan a descifrar el horizonte. Y los telescopios permiten observar el sol, porque el Pic du Midi abriga, también, un observatorio. Es un cielo nocturno fuera de lo común el que se observa desde el Pic du Midi, gracias a la pureza del aire y la estabilidad de la atmósfera, a 2.877 m de altitud. Está calificado como 'Reserva Internacional de Cielo estrellado'.

Circo de Gavarnie

Hace 50 millones de años, erosiones fluviales y glaciares excavaron en los Pirineos un conjunto de circos naturales. Gavarnie es uno de ellos. El más célebre, el más impresionante, también. Gavarnie tiene el aire de pura invención de más de cinco kilómetros de diámetro con murallas verticales de 1.500 metros de altura y centenas de cascadas. Victor Hugo la describió así: «Es la edificación más misteriosa de los más misteriosos arquitectos; es el coloso de la naturaleza: es Gavarnie». Los circos de Estaubé y Troumouse también están ahí, muy cerca. Todos componen un trocito único de los Pirineos, Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Cauterets - Pont D'Espagne

Aquí, en cada rincón abunda la vida. Los pinos crecen en la misma roca, los ríos saltan, las ranas rojas croan, las marmotas se tienden al sol, los rebecos os vigilan, las cabras se pelean. El aire huele a resina y tomillo. En este enclave se encuentra el lago de Gaube, bajo el fascinante Vignemale, el macizo más alto de los Pirineos franceses. Numerosos acondicionamientos y senderos ofrecen diferentes posibilidades de paseo y permiten disfrutar de este jardín del Edén de los Pirineos, sin esfuerzo. Es aconsejable tomar los dos remontes sucesivos, telecabina de Puntas y telesilla de Gaube, para acceder directamente al lago.

Lourdes

¿Por qué Lourdes? ¿Para vivir una experiencia mística? Mejor que eso: para descubrir un lugar único en el mundo, que debe visitarse una vez en la vida. Cada año, millones de visitantes procedentes de todo el mundo llegan a esta pequeña villa donde, en 1858, una joven llamada Bernadette dijo ver a la Virgen en una gruta, cerca del río. Tras ver el lugar, los visitantes se dirigen hacia las fuentes y las piscinas, para tocar su agua, antes de encender una vela que prolongará las plegarias después de su marcha. La atmósfera desarma a los más escépticos. Hay algo emotivo y fascinante al observar a los peregrinos.

Gran cañón de Ordesa

Único en Europa, el gran cañón de Ordesa tiene, con sus murallas dantescas, el aire de un Colorado pirenaico. Acantilados vertiginosos, circos suspendidos, fajas aéreas, cascadas centelleantes... Ordesa es realmente la expresión de la desmesura. Sus paredes minerales contrastan con una naturaleza exuberante y fecunda, formando paisajes llenos de originalidad y belleza. Una generosa procesión de hayas, pinos, sauces, fresnos y álamos cubren el fondo del cañón, recorrido por las aguas del río, que acaban en espléndidas cascadas. Los acantilados que enmarcan el fondo del valle dan la bienvenida al paseo.

San Juan de la Peña

A 1.200 metros de altitud, el monasterio de San Juan de la Peña está escondido al borde de un bosque, bajo una enorme roca. La arquitectura, en parte troglodita, de este monumento, es única en los Pirineos. Fundado en 920, este pequeño monasterio se convirtió, más tarde, en Panteón real para la corona de Aragón y sus nobles. Hoy es un lugar de paso ineludible para los peregrinos del Camino de Santiago. A pesar del paso del tiempo, este increíble monasterio ha conservado su soberbio claustro. Se accede por una puerta mozárabe sobre la que se ve una inscripción en latín que advierte al visitante: «la puerta del cielo se abre, para cruzarla, a todos los fieles que se esfuercen en unir a la fe, los mandamientos de Dios». Y el lugar parece, efectivamente, la idea que podamos tener del paraíso. Enganchado al acantilado que le da tanto un techo como una protección insólita, suspendido por encima del valle, es testigo de una perfecta armonía entre el Hombre y la Naturaleza, que invita a un viaje onírico. Entonces, uno aprovecha el momento para sentarse a la sombra de los capiteles esculpidos, para soñar y dejar pasar la vida.

Forau de D'Aigualluts

El Forau d'Aigualluts es uno de los lugares más extraordinarios de los Pirineos. Un profundo precipicio, de unos 40 metros, en el que caen las aguas de la fuente de los glaciares del Aneto, cumbre de los Pirineos. Un fenómeno natural impresionante, puesto que la montaña engulle, literalmente, el río. Las aguas se filtran bajo la tierra y desaparecen. Hacen después un recorrido subterráneo de más de 3 km, antes de reaparecer en la región de Vall d'Aran, todavía en España. El espectáculo es fascinante.

Puerto del Tourmalet

El Tourmalet es el punto culminante de la gran ruta de los puertos de los Pirineos. Al coronarlo. el visitante entiende por qué es aplaudido como un estandarte al viento de la tempestad que se anuncia para todos los ciclistas del mundo. Es en este famoso lugar donde se han escrito algunas de las páginas más heroicas, y trágicas también, de la más célebre epopeya ciclista del mundo: el emblemático Tour de France.

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