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La Cala d'Hort. :: r. c.
Ibiza, más que electrónica y fiesta

Ibiza, más que electrónica y fiesta

Es un paraíso natural en un rincón del Mediterráneo y sus escasos 45 kilómetros de extensión son toda una ventaja para conocer y disfrutar sin prisas de la pitiusa

IKER CORTÉS

IBIZA.

Jueves, 28 de junio 2018, 00:07

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Idolatrada por artistas e inmortalizada en obras de arte, películas y canciones, Ibiza sigue siendo el destino favorito para millones de turistas que cada año llegan a las afamadas calas color turquesa para vivir noches de desenfreno.

No obstante, la tierra prometida de los folletos turísticos es mucho más que música electrónica, multimillonarios pretenciosos y hippies desmelenados. Ibiza es un paraíso natural en un rincón del Mediterráneo y sus escasos 45 kilómetros de extensión son una toda una ventaja para conocer y disfrutar sin prisas de hasta el último rincón de la pitiusa. Por eso, si estás pensando en salir de los trillados circuitos ibicencos y recorrerte toda la isla, te recomendamos que optes por el coche y, como si de una 'roadmovie' se tratara, te lances al asfalto de la mítica red de carreteras secundarias. Si hablamos de playas y calas hay clásicos de obligada visita pero también escondites que bien merecen adentrarnos con el coche entre los pinos. Es el caso de la Cala Mastella, donde además de disfrutar del paisaje y la tranquilidad, puedes aprovechar para comer de lujo y a buen precio en el particular restaurante El Bigotes.

La playa de Aguas Blancas también es una buena opción si quieres huir de las aglomeraciones y tampoco está de más optar por Es Portitxol, una zona de baño poco transitada y no muy muy accesible, donde evitaremos esas molestas construcciones que ensucian el paisaje.

Si cuentas con el calzado adecuado y ganas suficientes no dejes de visitar el barrio antiguo

Si hablamos de las playas más populares, sería imperdonable no incluir en el recorrido la archiconocida Cala d'Hort. No has visitado Ibiza si el camino no te ha llevado a este rincón donde se encuentra el islote de Es Vedrà. Envuelto en multitud de leyendas y creencias, la enorme roca se puede venerar desde distintos ángulos y alturas, y bien merece un ascenso a pié por la senda polvorienta que discurre paralela a la carretera para hacer el clásico saludo al sol desde el acantilado.

Urbe con encanto

¿Y qué decir de Es Cavallet y Las Salinas? La primera es nudista y el principal reclamo del mundo gay, mientras que Las Salinas reúne a famosos y paparazzi en una continua liturgia de posados de verano. La playa cuenta con todo tipo de servicios, de forma que si no te gusta pasar mucho tiempo bajo un sol de justicia, puedes refugiarte en algunos de los glamurosos bares de la zona. Eso sí, avisamos, será más complicado encontrar un hueco para poder tumbarte en la arena. Por último, hay que hablar de la increíble Playa de Comte, una de las más bellas y más sorprendentes de la isla. Enclavada en una zona con barrancos, es un cabo con playas de arena interrumpidas por roca de color rojizo. Al atardecer, la estampa recuerda a paisajes marcianos.

Como no todo es estar tumbado en la playa, proponemos a todo el que no conozca la capital hacer una visita por una ciudad con mucho encanto. La urbe es el claro ejemplo de esa arquitectura de edificios de escasa altura y fachadas de un blanco puro. El mejor ejemplo es el centro histórico, la Dalt Vila, un conjunto de casas erigidas sobre una montaña y cercadas por unas impresionantes y bien conservadas murallas renacentistas declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Si cuentas con el calzado adecuado y las ganas suficientes para abordar sin problemas las empinadas y no siempre bien asfaltadas calles de la zona, adéntrate en las entrañas del barrio antiguo, husmea cada rincón y plaza, sin seguir un rumbo fijo, ya que todas las calles desembocan en la parte más alta de la ciudad, donde se encuentra la austera catedral de la ciudad de Ibiza.

No abandones la zona sin pasear antes por el Baluarte de San Llúçida y, por último, dedica algo de tiempo a recorrer las murallas, que te darán una panorámica de todo el litoral y de la otra pitiusa, Formentera, otro destino más que recomendable y a tiro de piedra.

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