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Juan José Arguisjuela (Silvestres Ezcaray) observa la flor de un cerezo silvestre de la Sierra de la Demanda. :: Fernando Díaz.
Flora para presumir

Flora para presumir

El Jardín Botánico, la Finca Ribavellosa o las sierras de Cebollera y de la Demanda son algunos espacios donde contemplar la flora de La Rioja con guías especializados

Diego Marín A.

Viernes, 5 de mayo 2017, 09:52

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Una de las mayores riquezas que tiene La Rioja es que la naturaleza está muy cerca de la capital y que muchos de los pueblos están inmersos en los valles y montañas. Junto a la fauna, la flora es uno de sus grandes atractivos, al margen de la tranquilidad y el paisaje. Pero el desconocimiento de lo valiosas que son algunas plantas y flores, al margen de la singularidad de algunos árboles, a menudo provoca que no se disfrute la naturaleza tanto como se podría.

Un buen primer paso es acudir al Jardín Botánico de La Rioja situado en Azofra. Esta fundación de interés social es un hermoso espacio que se puede recorrer descalzo para integrarse en él puesto que un mullido césped alfombra todo el recinto. El Jardín Botánico, abierto en el 2005, es uno de los más jóvenes de España y uno de los pocos que se encuentran fuera de una ciudad. Sólo cuenta con un trabajador, el resto del personal son voluntarios o personas que cumplen allí trabajos sociales. A pesar de ser una joya, sigue pareciendo un tesoro oculto ya que la mayor parte de sus visitantes son foráneos y una cuarta parte, incluso, extranjeros.

La tranquilidad reina en el jardín botánico, los pájaros cantan formando una orquesta natural, por lo que uno se puede encontrar allí hasta un grupo de meditación. Hay ocho zonas habilitadas, incluyendo una nueva a punto de ser inaugurada, con una colección de pinos. El recorrido que se plantea es orientativo, puede iniciarse por las plantas aromáticas, disfrutando del azafrán, la frambuesa, el girasol, la valeriana, la melisa... Además, en diferentes bancos que funcionan como muestrarios se exhiben distintos tipos de tilos, salvias, grosellas, lilos, claveles, olmos. Después, en 'Los hábitats', encontramos un espacio más fresco gracias a un estanque. Allí hay álamos, chopos, sauces, hayas. y también fresas, zarzamoras, menta regaliz. Cada zona tiene su peculiaridad, desde las parras hasta las setas, pasando por una colección de bonsais y diversos rincones donde, con suerte, puede uno toparse también con algo de fauna: tortugas, ranas, peces, erizos, topos.

El Jardín Botánico de La Rioja es una explosión de color en primavera, un fuego de artificio natural donde, concentrada, se encuentra toda la naturaleza. Durante el recorrido, que puede ser deliberadamente caótico o decididamente ordenado, rápido o pausado, según se desee, el tiempo se detiene, da la impresión de haberse sumergido en un oasis. Sólo, a lo lejos, el rumor de los coches de la A-12 permiten seguir en contacto con la realidad cotidiana.

Un lugar perfecto para poner en práctica los conocimientos adquiridos en un jardín botánico es la Finca Ribavellosa, 200 hectáreas situadas en Almarza de Cameros, cerca de Torrecilla. Sus 12 kilómetros repartidos en ocho senderos permiten adentrarse en un bosque repleto de hayas, acebos, abetos tejos, pinos, enebros y encinas, y donde será fácil encontrar huellas y restos de corzos o jabalíes, además de oír a los picapinos.

Los bosques mixtos, praderas y sotos arbustivos se alternan en la Finca Ribavellosa, que es posible recorrer con una ruta guiada, para lo que es necesario cerrar previamente la cita. El periodo de apertura es del 16 de enero al 15 de diciembre y de abril a septiembre el horario es de 9 a 17 horas. «Cabe destacar la abundancia de orquídeas, con un total de 22 especies que representan aproximadamente el 44% de todas las de La Rioja», explica Javier L-Pasarín, guía de la Asociación Riojana de Educación Ambiental, y que también destaca la presencia del árbol 'acer opalus', considerado especie singular de La Rioja.

En el mismo valle, pero en el Alto Iregua, encontramos el parque natural Sierra Cebollera, en cuyo centro de interpretación, situado en Villoslada, se organizan diversas actividades que permiten descubrir la naturaleza. Mañana mismo se celebra un rally de ilustración que resaltará las encinas, hayas, abedules, arces, olmos, fresnos, robles y pinos de la zona con los pinceles de los artistas. El pino negro, por ejemplo, es un ejemplar autóctono y único del Sistema Ibérico Septentrional. También los pastizales son propios del parque, ya que es una zona ganadera.

Cerezos silvestres

Otro lugar de gran riqueza es la Sierra de la Demanda, donde trabajan guías que organizan rutas de senderismo y excursiones didácticas. Juan José Arguisjuela, de Silvestres Ezcaray, considera que La Rioja «es un territorio privilegiado para la observación y estudio de flora silvestre» porque «más de dos mil especies de plantas vasculares se reparten a lo largo y ancho de esta región», y destaca el Alto Oja por su riqueza y diversidad vegetal afirmando que se han llegado a catalogar más de mil especies distintas. «Esto se debe a la gran cantidad de hábitats y ecosistemas naturales que convergen en este pequeño espacio», afirma Arguisjuela, ingeniero forestal especializado en botánica y micología.

«Desde Silvestres Ezcaray pretendemos dar a conocer este valioso patrimonio natural haciéndolo más accesible a la sociedad desde un enfoque turístico y divulgativo, propiciando que las salidas al campo sean más plenas y reconfortantes», explica Arguisjuela, que trabaja bajo demanda para particulares e instituciones organizando recorridos botánicos, micológicos y de observación de la fauna. Uno de los paseos más sorprendentes que ofrece es el descubrimiento de los preciosos cerezos de la Demanda: «Nuestras excursiones muestran la importancia paisajística de la vegetación dentro de los diferentes espacios naturales, como es el caso de la exuberante floración del cerezo silvestre, el brezo rubio o la retama florida, desvelar la desconocida variedad de orquídeas que pueblan el valle o explorar los rincones más escondidos de la acebeda de Valgañón». Y ahora, en primavera, es la mejor época porque «es cuando el monte se haya más decorado».

También de Ezcaray es el guía de montaña Daniel Arrea (DaniTGuía), que ofrece un perfil más montañero pero en el que la comunión con la naturaleza es inevitable. «En nuestras salidas lo más importante es disfrutar de la naturaleza con total seguridad. Tenemos conocimientos de flora y fauna que trasladamos durante las excursiones, así como la historia de la zona», explica Dani, que trabaja en la Sierra de la Demanda y alrededores. «Esta sierra ofrece muchísimas posibilidades, disponemos de multitud de recorridos y para todos los públicos», expone Dani, que también trabaja bajo demanda, aunque organiza igualmente rutas concretas, y quien destaca la floración de los cerezos y brezales, el brote de las hayas y los frutos silvestres, como el arándano y las fresas como lo más interesante de la zona.

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