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Lunes, 24 de septiembre 2018, 00:16
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Las asociaciones de víctimas del terrorismo han dado muestras más que sobradas de poseer su propio criterio y el arrojo necesario en memoria de sus seres queridos. Así lo han atestiguado las responsables de la AVT y de Covite al valorar positivamente el cauce de comunicación que mantienen con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, advirtiendo a los dirigentes del PP y de Ciudadanos de que no deberían hablar en nombre de las víctimas en su legítima labor de oposición al Gobierno. Pablo Casado y Albert Rivera pueden mostrar su más acerada crítica hacia los acercamientos que el gobierno procure a los condenados por actividades terroristas a sus lugares de origen. Pero siempre y cuando al hacerlo no desvirtúen ni la naturaleza ni el sentido de tales medidas; ni conviertan su reproche político en una acusación formulada en honor a las personas asesinadas por el terrorismo etarra. A no ser que PP y Ciudadanos cuestionen abiertamente la representatividad de la AVT y de Covite a la hora de defender la dignidad de sus deudos.
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