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¡ES EL VERANO, ESTÚPIDO!

JAVIER CAMPOS RODRÍGUEZ

Jueves, 1 de enero 1970

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Porque sí. Sábado, 29 de septiembre. Logroño, por fin, lleva días adaptándose a la otoñal rutina y recuperando una normalidad tan deseada como necesaria, que ya va siendo hora. La cuba está quemada y bien quemada desde hace una semana y, ahora sí, parece que comienza el curso para todos. En serio. Porque lo del 'inicio' en esta ciudad parece una broma. De mal gusto, además. Y es que el verano puede durar del veintitantos de junio al veintipico de septiembre, sí, pero para el común de los mortales sus vacaciones consisten en un mes. Y eso en el caso de que se las puedan coger seguidas. Sábado, 29 de septiembre, repito. 18 horas. Que ya hemos cambiado de estación es un hecho viendo Portales con los lugareños y turistas luciendo ya la ropa de entretiempo. No es tarde de manga ni de pantalón corto y las heladerías del centro ya no presentan las colas de hace unas semanas. Un buen plan para retomar las buenas costumbres puede ser acudir a la biblioteca regional. Puede, pero no. La sorpresa es mayúscula cuando uno coincide con otros tantos mirando el cartelito advirtiendo de que aún estamos en horario de verano, y de julio a septiembre no se abre los fines de semana. ¿Horario de verano? No, no es el fin de semana del 18-19 de agosto, es el del 29-30 de septiembre. Mi cabreo es mayor que cuando un día no lectivo, pero laborable, acudí con los críos a la sala infantil por la mañana y me la encontré cerrada. También porque sí. Me digo que no merece la pena llevarse mal rato y al día siguiente, 30 de septiembre, me intento desquitar yéndome con la familia a las piscinas de Las Norias. Despidamos en condiciones este verano que nos alargan por decreto. Pues no, estúpido, que al otro lado del Ebro acabó el 9 de septiembre. Hastío de estío...

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