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Hasta los teléfonos móviles son música clásica

CRÍTICA DE TEATRO ·

Diego Marín A.

Logroño

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Viernes, 11 de junio 2021, 02:00

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Lo mejor que se puede decir de una obra de teatro es que ha sido divertida. No en un sentido humorístico, que puede que también, sino que ha cumplido su misión de entretenimiento. Esto tampoco debe suponer un menosprecio por superficial, al contrario, se logra la evasión de la realidad del espectador, extirparle la concepción del espacio y el tiempo y centrar su atención solo en lo que sucede en el escenario. Y esta función es así. Dos sesiones casi llenas y el público aplaudiendo en pie al final.

Llama poderosamente la atención que los cuatro actores de la función 'Maestrissimo' sean, además de buenos cómicos, músicos extraordinarios. Porque durante la representación tocan, sobre todo, tres violines y un violonchelo, pero también el piano, la armónica y hasta las castañuelas y las campanillas. La historia que se plantea es que un maestro, junto a sus ayudantes, debe presentar una composición a su majestad compitiendo por el Flautín de Oro. Todo esto con una estética barroca, palaciega, con modo de aquella película 'Amadeus' de Miloš Forman.

'Maestrissimo', hay que recordarlo, es la segunda parte de 'Pagagnini' y hermana de 'The Ópera locos', dos piezas de la misma compañía Yllana que han pasado antes por el Teatro Bretón. Y en todos los casos encontramos piezas que resultan clases magistrales de interpretación musical, con mucho contenido didáctico y humor. De hecho, en esta nueva obra la esencia de Ara Malikian, componente de 'Pagagnini', está muy presente. Y es que no solo se toca a Vivaldi, Sarasate, Pagagnini, Mozart, Bach, Beethoven o Albéniz, también se bromea y se moderniza el repertorio, siempre con la base de los violines y el violonchelo, con 'Roxanne' de The Police, 'Mama' de Queen, 'Kashmir' de Led Zeppelin, 'Enter Sandman' de Metallica, 'La lista de Schindler' y 'Tiburón' de Williams y hasta 'La cucaracha'.

Pero, por encima de todo, se ofrece la genialidad de jugar con el maldito teléfono móvil que suena en todas las representaciones. Simula que suena la célebre melodía original de un Nokia, que son unos compases del 'Gran Vals' de Tárrega, y lo interpretan, al igual que otras melodías que, sin que lo sepa la gran mayoría, son en realidad notas de composiciones de música clásica.

'Maestrissimo' al final y en realidad es eso, un recorrido por la música clásica aliñada con rock, pop, muñeira, jota, flamenco, folk, pasodoble, sirtaki, vals... así que contiene una riqueza tremenda y lo convierte en un espectáculo muy divertido, soberbio. La función debe gustar tanto a los aficionados al género como a los fans de Stratovarius. Yllana lo define con acierto como un espectáculo «a mitad de camino entre el concierto de cámara, la comedia satírica y el retrato de época».

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