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JAVIER GARCÍA MARTÍNEZ. - CATEDRÁTICO DE QUÍMICA INORGÁNICA Y MIEMBRO DEL COMITÉ EJECUTIVO DE LA UNIÓN INTERNACIONAL DE QUÍMICA PURA Y APLICADA (IUPAC)
Martes, 17 de julio 2018, 23:23
El sábado pasado, un buen amigo se quejaba de que el vino que compartíamos tenía mucha química. Debo confesar que siempre me ha sorprendido la habilidad que tienen algunas personas para conocer la composición de los vinos. Pero ¿a qué a se refiere alguien cuando dice que un vino tiene química? Quizás se refiera al alcohol que se produce durante la reacción de fermentación de los azúcares. O quizás a la glicerina que da suavidad y cuerpo al vino. O quizás sean los taninos que contribuyen a su color, aroma y sabor. La verdad es que no sé muy bien cuál de todas las sustancias que componen un vino hace que tenga química porque, en realidad, todo en el vino es química. La misma que fertiliza nuestros campos, potabiliza el agua que bebemos, y que nos viste, nos nutre y nos calma cuando tenemos dolor.
Y sin querer minimizar sus riesgos, e incluso los efectos negativos, que tiene su uso indebido, quiero denunciar aquí el daño que hacen las campañas publicitarias empeñadas en vendernos cualquier cosa «sin química»; como si esto fuera posible o incluso deseable. Sin química no tendríamos medicamentos con que curarnos de un sinfín de enfermedades o aliviar el sufrimiento que causan. Y, por mucho que nos lo repitan, lo natural no es más sano que lo artificial. De hecho, algunas de las sustancias más peligrosas son naturales; por ejemplo, muchos de los venenos más comunes y los gérmenes que nos hacen enfermar. Mientras que probablemente nada haya salvado tantas vidas como clorar el agua, higienizar espacios y alimentos, por supuesto, las vacunas y las medicinas.
Precisamente para analizar y dar a conocer cómo la química ha ido evolucionando y producido tantos descubrimientos, la Universidad de La Rioja viene organizando desde hace doce años, y bajo la dirección del profesor Pedro Campos, una escuela de verano dedica a la historia de la química. Cada verano, Logroño se convierte en la capital de esta disciplina ya que es precisamente aquí donde se celebra el principal encuentro nacional sobre la historia de la química que congrega a investigadores, profesores y expertos durante tres días de estudio y divulgación.
Este año, el curso de verano está dedicado al Año Internacional de la Tabla Periódica. Este evento internacional, que se celebrará en 2019, es una oportunidad excepcional para La Rioja puesto que fueron los hermanos logroñeses Juan José y Fausto Delhuyar los que pusieron el wolframio en la tabla periódica allá por 1783. Sería muy de desear que tanto nuestra ciudad como la Comunidad Autónoma se volcaran en esta celebración para dar a conocer un hecho tan notable. Sin duda, otros con menos méritos no dejarán pasar la ocasión para destacar su historia y sus contribuciones a la ciencia.
Pero la química no es algo del pasado en La Rioja. Muy al contrario. Nunca se ha hecho tanta y tan buena química como ahora. Los recientes descubrimientos, artículos científicos y patentes que en los últimos meses han aparecido en este periódico, y que han tenido como protagonistas a químicos riojanos, son buena prueba de ello. Todo esto ha sido posible gracias a la creación, hace ya más de 25 años, de la Universidad de La Rioja que supuso un gran empuje para el desarrollo de la química y de otras muchas disciplinas, en nuestro territorio. Hoy nuestra comunidad cuenta con excelentes profesionales, docentes e investigadores que se han educado en sus aulas. Cada año, la Universidad de todos los riojanos forma a nuestros jóvenes que son garantía de una economía más diversa y productiva y una apuesta decida por la retención de nuestro talento en nuestra comunidad.
La Rioja tiene mucha química gracias al esfuerzo y buen hacer de cientos de profesionales que trabajan en centros de formación, en la universidad y decenas de empresas. Todos ellos hacen posible que nuestra vida sea más saludable y confortable. Además, la química es la base de una industria que genera 660.000 puestos de trabajo directos e indirectos en nuestro país y contribuye en casi el 13% a nuestro PIB industrial.
En 2019 celebramos el Año Internacional de la Tabla Periódica y La Rioja tiene un tiene un papel protagonista que jugar ya que ha contribuido, con el descubrimiento del wolframio, a la construcción de uno de los principales logros de la ciencia. Todo esto supone una oportunidad excepcional para que demos a conocer la investigación que se ha hecho, pero sobre todo que se hace, en nuestra tierra.
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