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RIESGO DE FUGA

MANUEL ALCÁNTARA

Martes, 3 de abril 2018, 23:48

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Los que parten y reparten los trozos de patria no saben con qué pedazo quedarse, pero saben que lo que llaman «el Estado opresor» no es fácil de parcelar. Los nacionalistas, más bien llamados provincialistas, se han obstinado en la defensa del fantasmagórico Puigdemont y le están pisando las sábanas. El horizonte judicial se ha incorporado, pero puesto de pie impide ver el panorama completo. Mientras, Estados Unidos y Europa aumentan la tensión contra Putin, que es el único que sabe lo que quiere y sobre todo lo que no quiere. Los secesionistas insisten en la defensa imposible de don Carles, que sigue aspirando, desde prisión, a romper lo que nunca ha estado unido. España es un crucigrama de difícil solución porque faltan letras y sobran voces. Mientras, Rajoy y Rivera siguen erre que erre en su intento de subir las pensiones para atraer al PNV a los Presupuestos. ¿Cómo se junta lo que no hay? Tanto el Gobierno como Ciudadanos han cerrado un acuerdo, pero lo han sellado tan herméticamente que los que están dentro no pueden salir y los que están fuera no pueden entrar.

Las autonomías han cumplido, por primera vez, con el déficit, mientras la Semana Santa se nos echa encima con sus vírgenes con caireles y las flechas de las saetas, que siguen atinando, como todas las primaveras, en el corazón de eso que llamamos 'pueblo' y que somos todos, pero, a semejanza de Hacienda, algunos más que otros. Los secesionistas son muy pesados, pero no creen en el peso de la Ley y se obstinan en defender al prófugo. El horizonte judicial está nublado, pero somos nosotros los que tenemos que aclararlo y para luego es tarde, en el caso de que no sea nunca. O después de nunca, como pasa casi siempre.

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