Mi pareja me enseñó el otro día su última adquisición. Una camiseta con Gizmo protegiéndose de la lluvia. «¡Qué peluche más mono!», dijo nuestra hija ... mayor. Mi cerebro cortocircuitó. Le pregunté si no sabía quién era. Tres negativas y un «papá eres un pesado» me confirmaron que no tenía ni idea. Me propuse sacarla de su desconocimiento cinematográfico ochentero con 'Gremlins' y 'Los Goonies'. Dos buenas apuestas. También estaba convencido de que le iba a gustar más la segunda que la primera.
Acerté en mis pronósticos, aunque me llevé una decepción. No por ella, que a sus siete años disfrutó como una enana viendo a los 'goonies' lanzándose por el tobogán (la película tiene 35 años, así que no cuenta como 'spoiler'), si no por mí. Me duele decirlo, pero los 'Gremlins' es mala. Se me cayó la venda de los ojos. Supongo que lo que hemos idealizado en nuestra infancia lo consideramos perfecto, inalterable por el paso de los años. Pero no es así.
Hubo un tercer intento con un chico que aprende artes marciales para defenderse de los abusones del instituto. «Paso, papá. Prefiero los 'Teen Titans'», me dijo muy digna mientras se iba a su habitación. Así que me quedé con el señor Miyagi, viendo por enésima vez cómo le enseñaba kárate a Daniel Larusso. Ya saben, dar cera, pulir cera. Y ahora, décadas después, estoy viendo otra vez a Larusso y Johnny Lawrence recuperando su vieja rivalidad en 'Cobra Kai'. Una serie, que se pudo ver primero en YouTube Premium y que Netflix ha convertido en un fenómeno mundial, con innegable aire de los 80 pero actualizada para enganchar a los jóvenes del 'streaming'. Ralph Macchio y William Zabka también envejecen. Aunque nos cueste reconocerlo.
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