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El Gobierno ha enviado a Bruselas la actualización del plan presupuestario en el que, debido a que está en funciones, no se incluyen reformas ni nuevas medidas que incorporarían los Presupuestos Generales del Estado, pero sí compromete para el próximo año un gasto extraordinario de más de 5.500 millones de euros (6.715 si se aplicase la subida máxima de sueldos a funcionarios), en su mayor parte destinados a sufragar la revalorización de las pensiones en un 0,9% el próximo año y la subida de los salarios de los funcionarios en un 2% como mínimo -de acuerdo con lo pactado entre los sindicatos y el anterior Gobierno del PP-. El Ejecutivo aclara a Bruselas que el plan se modificará y consolidará en cuanto se forme nuevo Gobierno. Sin embargo, lo más llamativo es su confianza en que la desaceleración mundial -el FMI pronostica el menor crecimiento desde la recesión- apenas afecte a la actividad económica en España, ya que sólo ha rebajado en una décima su previsión de evolución, hasta el 2,1%. Eso sí, reduce drásticamente el crecimiento de las exportaciones, que sólo aumentarían un 1,7% este año, y del consumo privado. Luces y sombras ante un futuro cuando menos incierto.

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