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A la última

Quedarse sopa

Pío García

Logroño

Jueves, 6 de febrero 2025, 21:47

La destitución del embajador de España en Bélgica ha tenido una inesperada repercusión internacional. Hasta el diario 'The Times', que suena a té de las ... cinco y a chocolatinas de menta, recogió que le habían castigado por haberse echado una «siesta» durante un discurso del ministro Albares. No creo que haya sido esa la razón. Ya sabemos que a los periodistas anglosajones les gusta retozar en los tópicos españoles y al redactor del 'Times' solo le faltó añadir que el embajador acababa de beberse una jarra de sangría y estaba a punto de irse a los toros con su mantilla y su peineta. Pero, si fuera así, hay que salir urgentemente en defensa del diplomático. Un discurso de una hora de Albares no hay quien lo aguante: es como si el ministro guardase todas sus palabras en un cofre con bolitas de alcanfor y las fuera sacando despacito, de una en una, lamiéndolas y paladeándolas como chupachups.

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