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Parecen inocentadas

JULIO ARMAS

Domingo, 13 de enero 2019, 00:06

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La noticia apareció el 19 de marzo del año pasado publicada en un medio de comunicación nacional: «Dañado un vehículo en Pamplona al caerle desde una vivienda una merluza congelada... La patrulla policial que acudió al lugar no pudo determinar la procedencia del animal». No era una inocentada, fue verdad o al menos el periódico que lo contó por verdad lo dio. ¿Estaremos ante el extraño caso de la merluza volante?

Hay noticias, y como muestra bien vale el botón anterior, que por su propia singularidad y extravagancia nos hacen dudar de su verosimilitud, pero antes de seguir con estas líneas les aseguro que todas las noticias que en ellas les iré dando son totalmente ciertas, por muy mentira, muy aberrantes o muy imbéciles que nos parezcan... o ellas... o sus protagonistas.

Son verdad: tan verdad como que tras el discurso con el que el rey nos deseó feliz Navidad, el señor Echenique (al que llamo señor porque no tengo el gusto de conocer) dijera que el discurso del rey no era creíble por la sencilla razón de que la monarquía era machista y corrupta. ¡Toma castaña, Echenique!

Y son verdad, tan verdad también, como que el mismo año, y en otro medio de comunicación nacional, nos contaran que se había detenido a cinco personas con cuatro mil kilos de naranjas en el coche, naranjas de las que alegaron primero que eran para consumo propio y después que, como venían desde muy lejos, las habían ido recogiendo por el camino. ¡Ole qué arte!

¿Inocentadas? ¡Que noooo!, que parecen inocentadas pero que no lo son... que es que tiene que haber gente «pa» todo. Si no fuera así cómo se entendería que el blandense ese de Torra (es blandense por ser de Blanes, no por ser blando) salga en los papeles negando en sus declaraciones que en Cataluña haya un problema de convivencia. ¡Señó Quim, machote!, que Santa Rita le mejore a usted el oído porque, hijo mío, la vista usted no puede ya tenerla peor.

Que parecen inocentadas pero que también lo parece el hecho de que, según cuentan los papeles, la Policía de Murcia recibiera la llamada de un vecino en la que les alertaba de la presencia de un tigre adulto descansando a la sombra de un olivo. Cosa esta que hubiera sido terrible de no haber sido porque al acercarse a la bestia los agentes no hubiesen comprobado con cierto asombro que la fiera se trataba de un peluche de tamaño natural.

Tan de tamaño natural como la chorrada esa que hace poco se permitió soltar Roger Torrent, flamante defensor de la República (¡Qué Republica ni que collons...! ¡La República no existe, idiota...! un mosso dixit) y presidente del Parlamento catalán que dijo que nuestro monarca, cuando dio su felicitación navideña televisada, lo que hizo fue avalar la violencia contra los ciudadanos y abrir la puerta a la extrema derecha de Vox. Vamos, que la única posibilidad que tiene el sarrianenco este del Torrent de ser de ser más tonto de lo que es, es madrugar (pero mucho, madrugar mucho).

Inocentadas, parecen inocentadas, pero no lo son, todo es cierto, todo es verdad, por muy imposible que la cosa les parezca, por muy absurdo, por muy irreal, todo eso es verdad. Tan verdad, y ya acabo, como que, en Bilbao, una concejal de Podemos haya casado a quince mujeres consigo mismas (de verdad, no se me «escojonen» que es cierto). Quince mujeres que prometieron quererse, respetarse, cuidarse y ser fieles a sí mismas, todos los días de su vida. Y en las fotos, a la concejala, se la ve tan contenta... «en su misma mismidad».

Y todo esto mientras el pobre del señor Quim anda insistiendo en la mediación internacional. Que no se enteren, por Dios, que internacionalmente no se enteren. Hasta aquí. Que los Reyes Magos sean generosos, hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

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