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Parece mentira

Parece mentira

BERNARDO SÁNCHEZ

Sábado, 9 de diciembre 2017, 23:43

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Lees estos días noticias acerca de la proliferación de las noticias falsas y parecen también noticias perfectamente falsas. Tal es el grado de sofisticación de sus tramas: que si 'guerras híbridas', fake news (¿es un canal de televisión?), Compañías de seguridad con nombres rusos (Krosposky o Troskosky o Dostoievsky), grupos de expertos (cincuenta súper expertos por grupo, ni uno más), un Centro Criptológico Nacional, un Equipo de Respuesta de Emergencia Cibernética... ¡Hasta el Gobierno tiene un plan! (¡Bueenooo!). Todo esto de la seguridad nacional crea, de entrada, una gran inseguridad general. El jueves, Facebook publicaba en algunos periódicos una página a toda plana titulada «Consejos para identificar noticias falsas», con una lupa sherlockiana ampliando el titular. Visto así, la verdad parece el Cluedo. O un caso para Holmes: El caso de la verdad menguante, pongamos. Y quizás la verdad consista en un juego de mesa, o de agudeza visual. La verdad tiene sus reglas, desde luego. Y éstas, en su esfuerzo por perfeccionarse, se parecen mucho a las de las mentiras más elaboradas. Las mentiras funcionan como una forma avanzada de verdad. Porque la verdad común -es verdad- a veces no pasaría una inspección, o una auditoría de verosimilitud. La mentira, con ser algo arriesgado -como rezaba el título de aquella película sobre dobles identidades y espías nucleares-, tiene, en cambio, su curro y su ingeniería contable. Es un producto mucho más trabado que la verdad pura y dura. La verdad nos parece más simple, más expuesta, más desnuda y, de resultas, nos parece como poca cosa, ¿no? Somos muy injustos con ella. Pero por eso compramos la mentira, aunque nos salga más cara y aunque seamos su objetivo, su diana (tarjet: así se denomina en publicidad al posible comprador). Entonces, no se puede negar la mayor: «Nos tomamos muy en serio las noticias falsas», como asegura en cabecera la referida página. Para proponer a continuación: «Descubre varias maneras de identificar si una historia es verdadera», y se listan diez maneras. La página completa parece las reglas de un juego de mesa. Como digo, quizás la verdad sea un juego reunido Geyper: por citar un juego anterior a la posverdad; o sea, un juego de verdad. Para toda la familia, por tanto. Y para todas las edades. Muy apto para jugar ahora en Navidad. Por ejemplo, en Nochebuena, tras los turrones, este año, en vez de jugar al seisillo o al Monopoly, pues se puede jugar a identificar noticias falsas, siguiendo las instrucciones contenidas en la página: no confíes en los titulares, examina la URL de cerca, investiga la fuente, presta atención a las fotos, verifica los hechos... El que pierde, pues cae en la casilla de la mentirijilla, que es como el viejo Pozo de la Oca. Yo ya he probado esta semana y les aseguro que es más fácil incluso que la Oca. Llámenlo la suerte del principiante, pero he pillado en la prensa escrita varias verdades arriesgadas; noticias que, sometidas al aumento de la lupa detectivesca, merecerían ser mentiras o posmentiras. A saber: que un algoritmo, aunque no pueda pillar un chiste, podría distinguir un gato de un perro (¡venga, hombre!, a otro perro con ese hueso); que «Los Grizzlies se atan a Marc Gasol en la tempestad» (no cuela: esto se lo habrán sacado de El señor de los anillos, o de alguna saga de ésas); que «Nadal tensa la cuerda de las relaciones con las eléctricas» (tratándose de Nadal será la red eléctrica, no la cuerda); que «La Junta electoral prohíbe iluminar las fuentes de amarillo» (típico caso de 'amarillismo', muy visto, nada; además se junta aquí un problema de fuentes); que «215 huevos aclaran el origen de los pterosaurios» (pero esos huevos ya estarán en mal estado; no es fiable); que «Se retira Pascal Maria, el azote de Nadal» (¿pero no eran las eléctricas la némesis de Nadal? Aquí se contradicen de nuevo las fuentes); que unas monjas sevillanas han restaurado sin permiso de la Junta el órgano de Maese Pérez, el organista y que las han multado por ello (esto sólo puede ser un cuento o una leyenda); que «Los científicos españoles critican la falta de política científica» (cuando todos sabemos que esto es imposible, porque en España las ciencias avanzan que es una barbaridad), o que nevó el viernes ('nevar'... eso ya no se lo cree ni... Será un efecto especial, o una actividad extraescolar, o corchopán. Será una melancolía del copón).

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