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EL RÍO SIN ORILLAS

MANUEL ALCÁNTARA

Domingo, 18 de noviembre 2018, 23:30

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Cuando las cuentas no salen es mejor no hacerlas porque no bastan para contentarnos a todos. A nosotros, que ya no sabemos si somos de los nuestros, lo que más nos importa es seguir adelante, pero hay muchos que quieren cargarse la Constitución en vez de ayudar a reconstruirla. ¿Somos de verdad un país difícil o un conjunto de naciones ingobernables? No lo sabremos hasta que haya elecciones generales, que unos creen que son inevitables y otros opinan que hay que evitarlas, al precio que sea y por muy caras que nos salgan. Hace mucho tiempo que don Antonio Machado nos dijo que todo necio confunde el valor con el precio, pero los tasadores no se ponen de acuerdo. Prefieren ponerse en desacuerdo.

Ya hay incluso nostálgicos de Mariano Rajoy, que curiosamente son los mismos que ayudaron a cargárselo. El descalabro del poder judicial no es corregible poniéndole una venda porque la brecha sigue supurando mientras seguimos discutiendo quién tiró la primera piedra. Sabemos que su puntería era excelente, pero que se equivocaba de víctima. La palabra que más suena es reputación. ¿Está haciendo Pedro Sánchez todo lo que puede o es que no puede hacer más? Desde la otra orilla no se puede calcular la hondura del agua, pero lo más grave es que este río no tiene orillas.

Los políticos españoles temen enfrentarse con la realidad y optan por mirarla de costado, buscando su lado bueno, como los fotógrafos más halagadores. En algún sitio estará y únicamente se trata de encontrarlo, pero cada día nos corre más prisa porque el tiempo «ni se para ni tropieza». Ambas cosas corren de nuestra cuenta.

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