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¡Mierda de virus!

Desde la grada ·

«...Una generación de niños y niñas (los nacidos en 2008) se quedan sin un torneo precioso...»

Luismi Cámara

Logroño

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Miércoles, 11 de marzo 2020, 13:53

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¡Mierda de virus! Me sale decir algo más fuerte, pero me lo guardo dentro y que hierva despacito, revuelto con la hiel y el dolor. Me duele como padre, como entrenador, como aficionado al baloncesto.

La Federación Española de Baloncesto ha cancelado el Campeonato de España Mini de Seleciones Autonómicas que se iba a disputar en San Fernando (Cádiz) en los primeros días de abril por el dichoso coronavirus. No podía hacer otra cosa. Lo anunció ayer por la tarde, en los instantes previos a la reunión que la Federación Riojana de Baloncesto iba a mantener con los padres de los 24 seleccionados (12 niñas y 12 niños) y los seis suplentes, de cara a ese campeonato.

David Varas, director técnico de la FRB, anunció la mala noticia en un día en el que todo debían ser buenas nuevas. Imginaos las caras de madres y padres (yo uno de ellos). Una generación de niños y niñas (los nacidos en 2008) se quedan sin un torneo precioso. Quizás el más bonito que iban a disputar en sus vidas. Por ser el primero; porque están en una edad en la que jugar sigue manteniendo la esencia de la palabra, sin malicias, tonterías o influencias externas.

456 niños de toda España se quedan sin un premio por el que llevan trabajando muchos meses. De hecho, aquí en La Rioja, los miembros de los equipos técnicos de estas seleciones tuvimos el pasado domingo que pasar el amargo trago de dar la mala noticia a los niños y niñas que se quedaban fuera de la lista de doce. Al menos, pudimos darles la enhorabuena a los que sí estaban dentro de esa lista. Pero, ahora, ha tocado darles el disgusto también a ellos.

Sabiendo que la decisión es lógica, tras recibir la mala noticia, todos buscábamos fórmulas posibles (o imposibles) para mantener un mínimo de ilusión en nuestros hijos (aplazamientos, cambios de sede...). Sabíamos que después nos tocaba el amargo trance de enfrentarnos a nuestros hijos.

A mis años, me ha tocado ya sufrir bastantes malos tragos y desengaños, pero reconozco que éste lo recordaré como uno de los más desagradables. Después de días previos nervioso y preocupado, haciéndonos preguntas del tipo «¿Si no me eligen estaréis orgullosos de mí o decepcionados?» que nos ponían un nudo en el estómago, la alegría que se llevó el domingo fue enorme, con el añadido de la motivación extra que le suponía para seguir trabajando y esforzándose cada entrenamiento, cada partido.

Tocaba echar por tierra toda esa ilusión. Sabemos que todo este tiempo no ha sido en vano, que su trabajo ha dado sus frutos, que ha mejorado como jugador; que ha crecido como persona porque ha tenido que esforzarse para cuadrar entrenos, deberes, partidos y ratos de ocio; que ha conocido a otros jugadores y ha hecho nuevos amigos. Incluso que tiene la fortuna en su caso de ser de 2009 y que todavía tiene la oportunidad de ir al campeonato el año que viene.

Pero Mateo es un niño. No puede mirar tan lejos como doce meses. Piensa en el ahora y en lo que ha perdido. Le vimos asumirlo con cierta calma, aguantar y acabar por reventar. Llorar y enfadarse. Preguntarse para qué servía su esfuerzo sin querer escuchar nuestras razones. Nos tocó aguantar, callar y apoyar.

Porque Mateo tenía toda la razón para enfadarse, aunque la medida de la Federación Española es totalmente entendible. ¡Mierda de virus!

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