Europa, ¿continente o contenido?

Política y emociones

Sábado, 11 de noviembre 2023, 21:38

Recuerden: «Nadie mete a sus hijos en un barco a menos que el agua sea más segura que la tierra». La australiana Cate Blanchett (aplaudidísima ... actriz por sus interpretaciones en 'El señor de los anillos' o 'El Aviador') saltó a nuestro lado del charco esta semana para intervenir ante el pleno del Parlamento Europeo en Bruselas. Lo hizo como Embajadora de Buena Voluntad de Acnur, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados: probablemente el mayor papel que el destino le ha regalado.

Publicidad

Todo actor lo sabe. El papel más desafiante siempre es el de la propia vida. Así acudió Cate, envolviendo su altura imponente en un traje azul cielo y presumiendo de madurez con gafas para leer. «Debemos unirnos para volver a situar a las personas, a nuestra humanidad, en el centro y el corazón de la política de asilo», defendió. «Dentro de diez años, la gente seguirá ahogándose en nuestras costas a menos que algo cambie».

El problema de los números grandes es que uno pierde pronto la magnitud de lo que estamos describiendo. Cate Blanchett se refirió a los 114 millones de personas desplazadas en el mundo con historias personales. «Las situaciones complejas requieren soluciones complejas. Requieren diálogo. Requieren colaboración, no frases hechas ni eslóganes. Encontrar soluciones sostenibles en los países de origen, tránsito y destino es el único camino».

La actriz sabe bien de lo que habla: en su país de origen, Australia, se aplicó durante años una política migratoria basada en mantener a los migrantes irregulares encerrados en islas de ultramar. En un contexto geopolítico tan inestable como el actual, la versión más combativa de Cate se atrevió a aleccionar a los eurodiputados del peligro de alimentar el miedo y la hostilidad en las fronteras europeas. Quejarse de que los recién llegados exigen demasiados recursos muestra «un déficit monumental de compasión» y «un desprecio por la historia» de la propia Europa, defendió. El momento elegido para la visita fue relevante: la UE continúa luchando contra reloj para alcanzar un acuerdo de mínimos entre sus 27 gobiernos nacionales que les permita modificar las leyes de reparto y gestión de migrantes que llegan a Europa y que suponen un esfuerzo asimétrico y especialmente gravoso para los países que albergan las fronteras exteriores de la Unión. Con las próximas elecciones europeas a la vuelta de la esquina (9 de junio 2024) el Parlamento Europeo ha alcanzado ya su posición negociadora, pero solo tiene hasta abril para aprobar o modificar cualquier propuesta de los gobiernos nacionales, que siguen en ello. Ellos tienen ahora la pelota en su tejado.

Publicidad

Los aplausos que envolvieron sus palabras durante todo el discurso, la admiración de eurodiputados y periodistas invitados, difícilmente se habrían escuchado si las mismas palabras hubieran sido pronunciadas por un político europeo. Importa lo que se dice, pensé, pero también cómo y quién lo dice. Recordé entonces las palabras recientes de otra maravillosa actriz, Meryl Streep, recogiendo su merecido Princesa de Asturias: «El trabajo de un actor es encarnar vidas que no son como la tuya». Meryl defendió la empatía como forma radical de acercamiento y diplomacia. Saber escuchar, dijo, es la primera lección que recibe un actor para aprender a ser otro. Mirando al panorama político actual, me pregunto cuántas Meryl Streep y cuántas Cate Blanchett necesitaremos todavía.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad