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Lunes, 15 de enero 2018, 23:26
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El negro es el color que ha simbolizado tradicionalmente en la cultura occidental el luto, el dolor por una pérdida irreparable y su recuerdo público. Grandes estrellas de Hollywood lo han convertido también en una bandera de la dignidad. La gala de los Globos de Oro ha constituido un estruendoso clamor de solidaridad con las mujeres que han sufrido durante décadas el acoso sexual de depredadores con poder para alumbrar figuras del cine o fulminarlas en función de que las víctimas se plegaran o no a su chantaje. Su valiente gesto al revelar esa terrible realidad ha sido transformado en un ensordecedor grito de denuncia por las primeras figuras de la pantalla que, vestidas de riguroso negro, desfilaron ayer por la alfombra roja para lanzar un contundente mensaje: el tiempo de callar ha acabado. Una advertencia a quienes han impuesto la ley de sus deseos en un Hollywood acostumbrado a los silencios cómplices y a mirar hacia otro lado. Pero también a los acosadores que posan sus garras sobre mujeres anónimas cuya libertad se creen con derecho a pisotear. La avalancha de denuncias que ha sacado a la luz la podredumbre escondida largos años en la meca del cine ha tenido el saludable efecto de generar una movilización global sin precedentes contra el acoso sexual y poner el foco en esta lacra social. Acabar con ella es tarea de todos en una sociedad que se llama avanzada.
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