'Justicia' y abulia
EL CRISOL ·
Para un espectador curioso, acudir al teatro siempre conlleva una experiencia biunívocaPara un espectador curioso, acudir al teatro siempre conlleva una experiencia biunívoca. No suele ocurrir con el cine, silenciado visualmente por la oscuridad de la ... sala y sin el entreacto que, en pasillos, baños o cantina, permite tomar la temperatura de los compañeros de palco y platea. Disfruté el miércoles, en el Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona, de la obra 'Justícia', con texto en catalán de Guillem Clua e interpretado por una decena de actores, con el gran Josep Maria Pou al frente.
«De todos los momentos de tu vida... ¿cuál elegirías para explicarla?», es la gran pregunta que se plantea en torno al juez y político Samuel Gallart -encarnado por Pou- quien celebra sus 75 años atrapado en una insufrible cena familiar. Mientras los fantasmas de antaño comienzan a perturbar los recuerdos del intachable juez Gallart, la atmósfera de la burguesía catalana se va adueñando de todo. Aplauso cerrado al descanso y comentarios de incondicional elogio, mientras corre el cava y el jamón ibérico por el marmóreo mostrador del ambigú.
Pero lo que parecen certezas, se tornan en agujeros negros a medida que el argumento desgrana los atormentados momentos de la vida de Gallart, un Gallart servil al pujolismo hasta la náusea, homosexual cobarde, encubridor de los chanchullos en Banca Catalana... Y a imagen del juez, la familia. Su familia.
Cuando Josep Maria Pou cierra la función con un insuperable monólogo, el público aplaude un rato... pero no con tanta vehemencia como al entreacto. Apenas cuatro o cinco espectadores se ponen en pie -'Justícia' lo merecía, y más- mientras el resto abandona el teatro casi en silencio y la mirada perdida en una perenne abulia.
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