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Lunes, 4 de diciembre 2017, 23:57
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La Fundación Ortega y Gasset lleva más de ocho años investigando la integración de los inmigrantes de primera y segunda generación, una cuestión que preocupa en toda Europa ya que la adaptación de los hijos de quienes han inmigrado no siempre es fácil. Según el estudio, en España se está produciendo de manera «no conflictiva». De hecho, los jóvenes que llegaron a España con menos de diez años manifiestan una identificación con España superior a la que declaran los oriundos. Entre las sombras que detecta el informe están el bajo nivel socioeconómico de la mayoría de los inmigrados de segunda generación, la dificultad para acceder a empleos de calidad «y el significativo efecto del origen musulmán en las experiencias de discriminación». Por ello, se recomienda una mayor atención a la integración de los jóvenes de origen marroquí o de ascendencia islámica en general, para que no acaben sintiéndose atraídos por ideologías radicales. Consejo que deberían interiorizar las autoridades.
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