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Una historia de Azcona

A PIE DE CALLE ·

Martes, 17 de diciembre 2019, 08:36

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El sorteo de la lotería de Navidad, un año sí y otro también, suscitará temas inevitables, traerá recuerdos, algunos gratos (a los afortunados) y ... otros menos gratos. Uno de ellos, que tuvo gran repercusión en Logroño, fue el que se bautizó como el de la lotería del pobre, al ser agraciado con el Gordo un pedigüeño que se situaba habitualmente en la puerta de entrada de la Redonda y que vendía participaciones del número de la lotería de Navidad, y se suponía que él era el depositario de los décimos originales. El júbilo se extendió rápidamente pues el vendedor tuvo gran actividad en vender participaciones. Siguiendo algún consejo, el afortunado vendedor fue con los décimos premiados que conservaba en su poder a depositarlos en el Banco de Bilbao. Enterado del feliz suceso que se había extendido por Villamediana, donde residía, el director de una sucursal de una entidad de ahorro dispuso que fuera a esta localidad una furgoneta como oficina móvil ofreciendo sus servicios para recoger las participaciones premiadas y situar su importe en sus cuentas o en nuevas libretas de ahorro. Pasado un cierto tiempo, el director de la entidad que había hecho la maniobra financiera consideró que los números premiados deberían pasar a su disposición y con esa intención fue a la oficina que los tenía a reclamarlos, dado el volumen de los pagos de participaciones que había hecho. Es fácil adivinar lo que allí pasaría.

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