Mi elección en el Bachillerato fue el camino de las letras puras. Ahí estaba yo, con mis 16 años, recitando declinaciones en latín y estudiando ... la vida de los romanos que nos enseñaba Susana mientras pensaba para qué diantres me iba a ayudar esta lengua muerta en mi vida futura. Qué equivocado estaba. Me abrió la mente. Empecé a comprender el origen del idioma que hablamos en las dos orillas del Atlántico. Y de muerta nada. Está muy viva tanto en nuestro habla como en la televisión.
Atreverse a rodar en lenguas poco frecuentes no solo es cosa de Mel Gibson, que lo hizo en 'La Pasión de Cristo' (arameo, latín y hebreo antiguo) y 'Apocalypto' (maya). Lo han repetido los creadores de 'Bárbaros' (Netflix) y 'Romulus' (HBO), que apostaron por el latín para sus historias. La primera se ha ganado la renovación para otra temporada y la segunda, producida por Sky Italia, ha sido una sorpresa por su planteamiento. Tienen los ingredientes que se exigen a una serie de aventuras –intrigas, personajes ambiguos, amor y sangre– con el extra de la particularidad idiomática. 'Bárbaros' cuenta las luchas entre los pueblos germanos y los romanos. Netflix dobló solo a los bárbaros y mantuvo el latín. En cambio, HBO ofrece las dos opciones –versión original en latín y doblada– para ver 'Romulus', que cuenta el origen de la ciudad eterna y la historia de Rómulo y Remo.
Apostar por esta lengua clásica puede parecer una extravagancia, pero exige un esfuerzo extraordinario de guionistas, directores y actores para no meter la pata. Un riesgo que las plataformas asumen para enriquecer su catálogo. Y, gracias a la internacionalización de las series, permite que un trabajo alemán y otro italiano lleguen a todos los rincones del planeta cuando de otra manera sería imposible.
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