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Lunes, 2 de octubre 2017, 23:54
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Grecia no ha salido ni mucho menos de la crisis pero da pasos positivos en la dirección adecuada que deberían recibir una respuesta más amable de la Eurozona. Ayer, después de «enormes esfuerzos y sacrificios» según palabras del propio comisario Moscovici, se cerraba el expediente griego de déficit excesivo, una vez rebasada a la baja la frontera del 3% del PIB. Ahora ya sólo dos países europeos permanecen en esta especie de pelotón de los torpes, Francia y España, aunque estas dos economías están evidentemente mucho mejor que la griega. En este largo viaje, Grecia ha reducido el paro del 27% al 20%, todavía inmanejable pese a la tendencia a la baja, y se ha disipado la cuarta parte de la riqueza nacional. Ha logrado ya un superávit primario -descontando el servicio de la deuda- e incluso ha regresado a los mercados de capitales. Sin embargo, la gigantesca deuda acumulada hace imposible hablar de recuperación, a menos que Bruselas transija con la reestructuración de la deuda.
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