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Todo era una ilusión. Allí, en el primer Vermú Torero de Actual 2025, parecía verano. Papaya imprimió ritmo con sonidos cálidos, tropicales, latinos. El grupo ... sonó muy festivo y dulce arrancando con 'Caballo de sal' y 'Amor o sexo', un pop fresco con atractivos tintes de cumbia por un lado y a veces hasta acercándose al trip hop. Entrado ya de lleno en el repertorio el recinto estaba prácticamente completo con más de 300 espectadores. «Joder cuánta gente. Gracias por venir», exclamó Miguel Aguas antes de tocar 'Yo te perdono', esa canción cuyo estribillo es «Hoy puede ser el día más triste del año y no hay canción que arregle mi ánimo. Quiero bailar y hacer la cucharita».
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El concierto pareció una sesión aleatoria de una plataforma de 'streaming', con prácticamente un género en cada tema: rock, funk, punk... Y cabe destacar la importancia musical que tiene el bajo en esta banda, instrumento que toca el logroñés Miguel Aguas, miembro también de Mutagénicos, y que comparte protagonismo con la carismática cantante y guitarrista Yanara Espinoza. En la recta final Papaya interpretó sus canciones más conocidas, y tal vez también las mejores, que ostentan además un estilo más personal, '¡Ay, mujer!', que bien podría ser un más que digno himno femenino, y 'No me quiero enamorar', poniendo la guinda con la versión de Ilegales 'Soy un macarra'. Exactamente el mismo cierre que realizaron para cerrar, sobre el mismo escenario, las veladas del Actual de 2017.
Si ya Papaya es una banda inclasificable en cuanto a género, el segundo grupo del primer Vermú Torero fue, y eso puede valorarse ya como un logro, una rareza absoluta. Calequi y Las Panteras arrancaron como si el suyo fuera un concierto religioso para captar adeptos de una secta católica, cantando «Llévame» y «Sé que voy a amarte», estribillos de canciones como 'El Candombe de Marte'. La propuesta, desde luego, sorprende, con Javier Calequi a la guitarra y Lauri Revuelta y Luisa Corral de acompañantes, es decir, tres voces. Un cruce de estilos entre funk, folk y góspel, una fusión entre Jorge Drexler y Tanxugueiras, con samba, cumbia, bossanova... Su nuevo disco, 'Mezcla rica', fue presentado como «el cuaderno de bitácora de un viaje por todo latinoamérica», de hecho, salta de Chile a Paraguay, República Dominicana, Argentina, Uruguay... Fue divertido y bailón.
Claro que este arriesgado rollo se dio de bruces con la realidad cuando, en el que denominaron «momento más 'cool'», bajaron el volumen y al intentar que el público corease una canción desvelaron un gallinero de gente, más de la mitad sin atender al directo. Terminaron con 'Sandía' y 'Adiós, Elisa', con quince espectadores bailando sobre el escenario. Y toda esa calurosa fiesta era una fantasía, un espejismo. Afuera hacía 3 grados.
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