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Martes, 26 de septiembre 2017, 23:43
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Una de las habilidades del independentismo es la capacidad de fabulación. No sólo tergiversa el pasado con descaro sino que reinterpreta el presente hasta llegar a vivir en una realidad paralela. Así, ayer, el vicepresidente de la Generalitat y consejero de Economía y Hacienda, Oriol Junqueras, manifestó que la intervención de las finanzas catalanas que anunció el Gobierno el pasado viernes ha quedado suspendida ya que la admisión a trámite por parte del Tribunal Supremo del recurso de la Generalitat paraliza tales acciones. Junqueras, poniéndose la venda antes de la herida, aseguró que «la jurisprudencia» del TS es clara al respecto, a pesar de que fuentes judiciales hacen una interpretación contraria. El asunto sería pintoresco si no encerrara un conflicto de extrema gravedad. No es razonable que Junqueras, que está tramando un verdadero golpe de estado contra la legalidad vigente, trate de escudarse tras el Tribunal Supremo para eludir las lógicas exigencias de responsabilidad que le formula el estado de derecho. En cualquier caso, lo evidente es que el desacato se mantiene, incorregible, camino de ninguna parte.
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