Tengo que ir a trabajar mañana y no hay manera de conseguir mascarillas. Me he hecho una casera con una tela siguiendo un vídeo de ... YouTube». Esto me contaba el domingo una amiga que tenía que incorporarse al trabajo el lunes, y que como el treinta por ciento de los españoles seguía sin poder conseguir una mascarilla (según datos publicados el pasado lunes). Esto no es una opinión, es un dato.
En esto, como en tantas otras cosas, la negligencia de los responsables gubernamentales está siendo clamorosa. Me dan igual las ideologías, me importan los datos. Que casi cuarenta días después de la reclusión siga sin haber material básico para proteger a los españoles, que no haya test generalizados, no es una opinión, es un dato.
Quienes defienden al Gobierno en su gestión ante la crisis sanitaria esgrimen la opinión de que esto era imprevisible y de que en todos los países muere gente por el coronavirus. ¡Pero en proporción en España es donde más personas mueren! Nuestro país supone el 0,6% de la población mundial mientras que más del 12% del total de muertos de todo el mundo son españoles. El lunes habían fallecido 163.000 personas en el mundo por coronavirus, pues bien, si extrapolásemos el porcentaje de mortalidad de España habrían muerto más de diecisiete millones de personas, sí, sí diecisiete millones. Esto no es una opinión, es un dato.
Mientras el Gobierno perdía el tiempo los primeros días de marzo con un borrador de Ley de Libertad Sexual y animaba a participar en las manifestaciones del 8 de marzo, en cambio, Portugal y Grecia suspendieron clases y eventos, cerraron tiendas y bares, antes de llegar al tercer muerto por coronavirus. En España se tomaron esas medidas entre nueve y catorce días después. Esto no es una opinión, es un dato.
Según un informe demoledor de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada –que hemos leído en todos los medios– si el gobierno hubiera adelantado el confinamiento una semana, una sola semana, del catorce al siete de marzo, los contagios habrían caído un sesenta y dos por ciento. Esto no es una opinión, es un dato. Preguntarnos cuántas muertes nos habríamos evitado es preguntar por un dato, no es pedir una opinión.
En la rueda de prensa del pasado domingo, el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil confesaba que «estamos trabajando con nuestros especialistas para minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno». Me dan igual las ideologías. En lugar de corregir su nefasta gestión y mejorar estos datos, al Gobierno lo que le preocupa es el clima de la crisis.
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