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La verdad del 14N

CÉSAR DE MARCOS HORNOS

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 00:45

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«La verdad es un espejo que al comienzo de la creación se rompió en mil pedazos» (Salvador Espriu).

Seis años, seis. Seis años de inquietud, incertidumbre, zozobra, esperando un juicio que no llegaba. Seis años, seis, que culminan en el desamparo de una sentencia incomprensible. Incomprensible, ¡sí!, para un ciudadano de a pie, que como yo estuvo presente en los hechos que se han juzgado en la primera quincena de abril de este año y que la verdad oficial convierte en unas penas durísimas de cárcel para los dos acusados, Pablo Alberdi y Jorge Merino.

Sí, yo estaba allí, en Vara de Rey, entre las 8,45 y las 10 de la noche de aquel 14 de noviembre, miércoles, de 2012.

Estaba allí porque, como otros muchos riojanos, había participado en la manifestación contra la reforma laboral que el Gobierno de España quería aprobar. Con mi mujer y unos amigos pudimos ver que un grupo de personas lanzaba gritos contra el palacete del Gobierno regional. La situación era tranquila. Vimos una furgoneta de la Policía Nacional apostada frente al Palacete y vimos también algún globo que los situados en el paseo del Espolón lanzaban a la Policía.

Nos íbamos a marchar de allí cuando, súbitamente, la Policía se dirigió hacia las personas que estaban en el Espolón, cargó contra ellas y se llevó a uno de los manifestantes, que no ofreció resistencia, hacia el furgón policial.

Días después tuve noticias de que se acusaba a la persona detenida, no sabía quién era, de agresión a la policía. No me lo podía creer. Agresión a la policía ¿con qué?, me preguntaba yo.

No conocía a los acusados, no sabía que pertenecían a CNT, pero me indignó como ciudadano que se contase como verdad algo que ni remotamente había acaecido. No hubo ninguna agresión a la Policía por parte de nadie aquella noche.

No conocía a los acusados, Pablo y Jorge. Los conocí pasados dos años cuando contactaron conmigo a través de una persona que sabía de mi desasosiego e indignación por la acusación que se les hacía. Creo en el Estado de Derecho, en la Justicia y en que los jueces aplican rectamente la ley. De ahí mi descontento por una sentencia que establece como verdad algo que está en completa oposición a la verdad que vi.

Espero, confío, es más, estoy seguro de que la verdad de lo acontecido aquel 14 de noviembre de 2012 se abrirá camino. Si no hubo agresión no puede haber condena.

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