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Sainete a la catalana

CARLOS ARRIAZU ANTÓN

Miércoles, 27 de diciembre 2017, 23:03

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Con el tema de Cataluña hay momentos en los que uno no sabe si está contemplando un sainete teatral. Resulta que quienes dieron por buenos los resultados de un ¿referéndum? sin soporte legal, con un censo cuestionable, unas urnas de aquella manera, en el que no pudieron votar los residentes fuera de Cataluña y algunos de los que votaron lo pudieron hacer más de una vez y sin autoridad electoral que los validase, ahora llega a escena 'dudas sobre las elecciones del 21D'.

Unas elecciones en las que hay un censo verificable, cada catalán con derecho a voto votará una vez, muchos de los residentes fuera de Cataluña a estas horas ya lo habrán hecho. Con urnas homologadas. Con mesas electorales formadas por tres ciudadanos elegidos por sorteo y de la que también formarán parte los interventores designados al efecto por los partidos que concurren a las elecciones. Mesa que realizará actas de constitución, de la sesión y del resultado que firmarán todos sus miembros y serán remitidas a la autoridad competente. Porque esta vez sí hay Junta Electoral. Personal designado por la Administración velará por el desarrollo de la jornada electoral así como apoderados de los partidos. Recuentos públicos a los que cualquiera puede asistir y solicitar copia del acta de escrutinio que junto con las de constitución y desarrollo de la sesión elaborará y firmará la Mesa.

Vamos, nada que no sepa el inefable Rufián que, cómo no, se ha erigido en uno de los protagonistas de este último sainete. Pero es que a la épica del 'procés' le faltaba sembrar dudas sobre la limpieza de las elecciones no vaya a ser que sea necesario seguir la huida hacia delante y denunciar un pucherazo con el mismo rigor que se denuncia la amenaza de muertos en las calles. Y entonces llega la inenarrable colaboración cual artista invitada de Beatriz Talegón solicitando, vía twitter, ese lugar que parece que todo lo aguanta, la presencia de observadores internacionales en las elecciones catalanas. Repasar los países en los que ha sido necesaria la presencia de este personal de vigilancia y control debería hacer sonrojar a quien formula dicha petición.

Parece que no hay límite ya por traspasar. Que lo hagan precisamente personas que pertenecen como yo a una generación que nacimos en torno a cuando este país volvía a celebrar elecciones democráticas es difícil de comprender. Se puede, se debe me atrevería a decir, criticar al sistema, denunciar lo que se crea de él, querer cambiarlo e incluso querer cambiar de sistema, pero poner en tela de juicio las reglas de juego no creo, y espero no convertirme en facha por decirlo, que sea el camino.

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