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GERARDO VILLAR
Sábado, 2 de septiembre 2017, 23:47
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El Vaticano ha cerrado las fuentes de sus jardines. Cierto que, dadas las condiciones de esas fuentes, supone muy poco ahorro. Pero ahorran de verdad agua. Me parece un testimonio interesante. Toda la vida decimos que hay que ahorrar luz. Y resulta que en muchos lugares públicos, oficinas, hospitales, clínicas, están las luces encendidas a pleno día luchando con el sol que entra. No me explico cómo no se ahorra apagándolas. Supondría una merma muy fuerte de gasto. Pasa lo mismo con las luces públicas de la calle y de los escaparates. Alguna hace falta, pero ¿tantas ?
Vemos que el agua escasea, pero no ponemos remedio. Y siempre echamos la responsabilidad sobre los demás: «que los demás no gasten»... Torrentes de catarata para lavarnos los dientes, grifos abiertos, jardines preciosos, pero que sí consumen cantidad. Por favor, si estamos en una sociedad de opulencia, bueno será rebajar esos gastos y emplearlos en otros usos. Ya lo podemos poner en práctica. No hace falta tanta luz, cuando tenemos un sol espléndido. Que yo no puedo vivir con tanta luz...
cartas@larioja.com
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